>> Suzanne Schadl: Good afternoon and welcome even if virtually to the Hispanic reading room at the Library of Congress. My name is Suzanne Schadl. As chief of the newly-formed Latin America, Caribbean and European Division, I have the privilege of working with a tremendous team of librarians here in the Hispanic reading room and next door, in the European reading room. We're also thrilled to collaborate with writers and researchers on publications and events, like the Maratón de poesía. Thanks, in large part, to the tremendous energy of el Maestro Rei Berroa. Thank you. Muchísimas gracias por reunir tantos poetas en este escenario para compartir su humanidad y su poesía a través de fronteras nacionales. Thank you so much, Rei. This is the 29th maratón de poesía. Today we have the tremendous opportunity to connect via Zoom with creative energy from the United States, Latin America, the Caribbean and Europe, with poets from Argentina, Brazil, the Dominican Republic, Ecuador, Guatemala, Honduras, Mexico, Nicaragua, Paraguay and Spain. It's been a tough year for so many of us to maintain our physical and mental health. So I'm especially grateful that the poetry and conversation shared at this event today addresses the role that poetry plays in physical and mental health. In April of 2020, soon after we all went home, for to try and stop the spread of the pandemic our Humanity's editor for the handbook of Latin American studies, Katherine McCann, and our curator for the Palabra archive, Catalina Gómez, read a blog entitled Finding hope in poetry. Exploring the archive and the handbook of Latin American studies. The introductory sentence states when the news of the day seems overwhelming, nothing can soothe frayed nerves more than an interlude, however brief, with poetry or with nature. Poetry with its cadences of human emotion, and reflection and nature with its seasonal rhythms, provide welcome moments of relief. In that spirit, it is a pleasure and relief for me to turn the screen and the microphone over to the ever creative and capable Dr. Rei Berroa, but not before un gracias a todos ustedes por su trabajo, por sus voces, por su arte; y a Rei, Dani Thurber and Liliana por su organización y dedicación. It is our collective honor to welcome you to the 29th annual Maratón de poesía. Thank you all. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Suzanne. Muchas gracias, poetas. Muchas gracias, Biblioteca del Congreso. Y estaba comentando para aquellos de ustedes que no estaban al principio, que esta sala que vea en el fondo, desde donde yo estoy, desde donde a mí me gustaría estar, pero que ahora está cerrada al público, es la sala de lectura de la Biblioteca del Congreso, un sitio verdaderamente, como decía Miguel al principio, del torero que decía en dos palabras. In, presionante. Es el -- Es, como ya sabemos, el centro de la investigación del mundo. La biblioteca del Congreso es un lugar donde, se supone -- Se supone que la Biblioteca del Congreso debe ocupar el sitio exponencialmente que tenía la biblioteca de Alejandría en su pasado. Y ahí estamos nosotros. Dentro de poco, sus libros, los libros de cada uno de ustedes va a estar ahí, listo para recibir los ojos y el tacto que nos han prohibido estos 18 meses, el tacto humano que nos lleva al libro. Y hablando del tacto humano al que nos lleva el libro, yo quiero presentarles a ustedes -- Déjenme ver si puedo así. Este es el libro del maratón del año antepasado, que se lo dedicamos a Walt Whitman. La biblioteca no tiene este volumen todavía, porque claro, llegó el libro y -- Llegó el libro y nos cayó encima la pandemia. Pero ya estamos aquí. Estamos de vuelta, celebrando de nuevo en la biblioteca del Congreso el maratón de poesía del teatro de la luna que no lo pudimos hacer el año pasado por las razones que ya todos sabemos. Es un -- Es motivo de grandísimo orgullo para el teatro de la luna, para la biblioteca del Congreso de recibirlos, darles la bienvenida en este, en este espacio. Aunque sea virtual, sigue siendo un espacio en que por lo menos nos vemos la cara, vemos nuestras reacciones, nos reímos, intentamos tocarnos, pero ese toque es un toque poético, eso que [inaudible] ahí mismo. Y ese tacto es al que yo intentaba de alguna manera aludir cuando les presentaba la edición de nuestro último libro de maratón porque, por problemas de salud, yo no he podido todavía terminar la antología del año pasado. Pero les estoy mostrando este dedicado a Walt Whitman que tiene, precisamente, un verso de Whitman. Quien toca este libro, toca a un hombre. Y partiendo de esa -- De esa idea, vamos a entrar a tocar los poemas de cada uno de ustedes para, a través de la palabra, a través de la expresión humana, tocar el alma, el cuerpo y los sueños de cada uno de ustedes y de toda la humanidad. La manera en que vamos a hacer las lecturas va a ser en un orden alfabético. Los poetas van a presentarse brevemente y luego vamos a echar a andar. Iniciamos con el poeta español Miguel Albero. >> Miguel Albero: Muchas gracias, Rei, por esta iniciativa y por embarcarme en esta maravillosa aventura. Por orden de alfabeto, me toca empezar, lo cual solo augura que esto solo puede mejorar a partir de ahora. Y me ceñiré a los cinco minutos porque, como decía un poeta español fantástico, Juan Vicente Piqueras, solo hay una cosa más difícil a que un poeta te lea sus versos y es que deje de hacerlo. Voy a leeros poemas de un libro inédito que se llama Manual de estadística y que, como todos mis libros de poemas, es orgánico, como los tomates sin pesticidas. Es decir que cada uno de los poetas forma parte -- De los poemas, forman parte de un conjunto. Se llama Manual de estadística y empiezo por la dedicatoria del libro porque tiene que ver con un predecesor en el puesto donde yo estoy ahora como consejero cultural en Washington, que es Juan Ramón Jiménez. A la minoría, siempre. Es decir, que el cien por cien de las veces, siempre escribo para no más del 49% de posibles lectores, la minoría, y ya me parecen muchos. El primer poema se titula Diagnóstico de ultratumba y dice así. Te quedan entre dos y cinco meses, te dice el médico de bata engalanado. Y todo porque quienes te precedieron vivieron dos, tres, cuatro y hasta cinco. Por eso lo afirma. En eso basa su torpe predicción temporal, no porque sepa cuánto vas a morir. Porque eso, por muy inminente que sea, sucederá en el futuro y ni él mismo sabe su propio futuro. Igual se muere de un ictus esta tarde. ¿Cómo va a poder entonces predecir el tuyo? No, nada de futuro. Lo dice porque otros murieron antes que tú. Lo dice porque conoce el pasado. Ese sí, documentado y bien documentado. Y además de aplicarte pócimas que no curan, está, sin que lo sepas, metiéndote en el suero la puta estadística en vena, gota a gota, como un veneno más que te condena. ¿Qué quiere que haga yo? Si alguno hubiera llegado al lustro, la salvamos. Por lo más sagrado y por mi madre, se lo juro. ¿Qué quiere que haga yo? Pero entre dos y cinco meses, se murieron, dejándoles escaso margen de esperanza. Que no te engañen, pues. Te dicen lo que vivirás por los que han muerto. Son los muertos y no los vivos quienes, desde su tumba, determinan tu futuro. El segundo poema se llama Matemática, explicación de la derrota. Si tus padres tienen cáncer, lo tendrás. Si violentos son en grado sumo, violento serás en grado sumo tú. Si a tu padre el cartón le clarea, el pelo se te caerá a ti. Si eres pobre, tus hijos están condenados a ser pobres sin remedio. Lo afirma rotunda la estadística. Puro determinismo enmascarado, disfrazada condena de número redondo, para que vayas asumiendo la derrota que no será ya culpa tuya, sino de quienes te preceden, que te viene dada, impuesta, la violencia y la calvicie, la pobreza y el cáncer, la vida. Por eso -- Pero eso te facilita la tarea. Ya puedes cómodo dejarte ir y cumplir cabal con tu destino. ¿Por qué no luchar a codazos por cambiarlo a toda costa, por entrar del lado bueno del quesito, por salir del porcentaje que te toca? Y entonces tal vez alcances, finalmente, la riqueza y mueras de cáncer de colon en un hospital privado con hostelería de lujo y máquinas modernas, luciendo tremenda cabellera tras implante capilar de los mejores y teniendo hasta el instante postrero, hasta tu último y muy penoso aliento, unas ganas terribles de partirle la cara al enfermero, a él y a todas las visitas. Pero eso sí, con tus hijos instalados al fin, ¿y por qué no para siempre?, en la opulencia más obscena, en la cumbre misma de la curva del éxito, en el lugar reservado a los pudientes. Y el último poema que tiene que ver con estos terribles meses se llama Bien de muchos, consuelo ninguno. Gracias a las sabias decisiones de la directora, el 90% de los ancianos de la residencia sobrevivió a la tercera ola del coronavirus. Mi padre, no. >> ¿Kianny? >> Kianny N. Antigua: Encantada. Encantada de estar aquí. Yo soy Kianny Antigua. Soy de la República Dominicana y resido en los Estados Unidos. Y, bueno, a propósito de los tiempos y siguiéndole un poquito el pie a Miguel, voy -- Me gustaría leer este poema que escribí el año pasado por ahí marzo, abril. Se titula Después de la pandemia. Habrá abrazos y volverán las largas caminatas. Y el ruido de los carros y el chillar de las gomas y el bufido de las bocinas te harán recordar el silencio. Nos miraremos a los ojos y sin palabras nos diremos te entiendo, te extrañé, te quiero y estaremos agradecidos de poder hacerlo. Y con empatía, recordaremos a aquellos tantos que no lograron superar la hecatombe. Y habrá que sacar de abajo y trataremos de recuperar el tiempo perdido y echaremos a las vacas de las playas y del declive de la economía, de corrupción, de avaricia y apatía, volveremos a culpar a los de arriba. And Karen will be able to get her hair done.Y la niña del sueño pasará a la historia como eso, la niña del sueño. Saldremos adelante y volveremos a nuestros andares previos, marchar y levantar el pecho. Querremos olvidar y bailaremos y nos emborracharemos de esperanza. Y pasará el camión de los helados y compraremos una paleta de chinola, chocolate o de fresa, y las envolturas irán a parar a la cuneta. Y beberemos ron a pico a botella en vasitos de plástico y de unicel, y vino, y whisky, y cerveza. Volveremos a nuestras viejas rutinas. Alarma, horario, reuniones, fechas límites, hora de entrada, de entrada, de entrada y desearemos que los días sean de 25 horas y quizás, quizás hasta añoremos estar en casa. Los niños, que debido al encierro tuvieron la excusa perfecta para adherirse aún más a sus pantallas, hoy serán seres que nunca aprendieron a mirar hacia dentro, a lidiar con sus propias batallas y monstruos. Y retornarán todas nuestras guerras y dejaremos a un lado los días en los que el aire tomó un respiro. Y en el mar se volvió a reflejar el azul turquesa que nos venden por cielo, los días en los que la tierra tomó un descanso del hombre y el hombre del hombre mismo. Y volveremos -- Perdón. Y olvidaremos y seremos los mismos animales de siempre. Ahora, también inédito, les quiero leer un poema cortito que se titula La niña no quiere dormir. Porque hay una niña que esta noche no quiere dormir. No es que le tema a los fantasmas, es que sabe que hay monstruos. Una niña que esta noche no quiere dormir porque sabe que las pesadillas las vive acostada, cuando duerme. Como en los sueños sin garganta, mamá no oye su grito. Doña Lidia no oye su grito. Yadira [phonetic] no oye su grito. Mejor así. Yadira está muy chiquita. Papá, sí. Papá oye su grito, pero se hace el sordo y le tapa la boca para que ella se haga la muda. La niña no quiere dormir, pero la noche, la oscuridad y el monstruo se le vienen encima. Muchas gracias. >> Renata Bomfim: Hola, amigos, amigas. Estoy emocionada. Un saludo a todos los poetas. Rei -- >> Rei Berroa: Se oye muy poco, Renata. >> Renata Bomfim: ¿Se oye poco? >> Rei Berroa: Se oye poco. >> Renata Bomfim: Estoy emocionada en participar de este encuentro. Hablo de Espíritu Santo, Brasil, y voy a leer algunos poemas de mi nuevo poemario, El corazón de medusa. ¿Me oye bien, Rei? >> Mundo isla, isla mundo. No mutile a mis hijos, buitre de los campos teñidos de sangre. Gusanos nutridos de cadáveres durante siglos. Cobardes. No mutile a mis hijos, que cansados dejan sedientos y hambrientos. Les dije, el agua de la justicia y el alimento de la verdad. Mis ojos, que han visto casi todo en este mundo isla, en esta isla mundo, aún se asombran aterrorizados, desangrados por la sinrazón. La imagen pavorosa de la justicia ciega, fornicado con monstruos para engendrar quimeras, demonios y succubus. Voy a leer un poema que se llama La belleza puede ser mortal. La belleza llega a ser mortal. Observa a la rosa, roja y confusa, temida, temerosa. Es contra la corriente, enloquecida, quisiera ser arrastrada hacia el mar. Es una rosa, solo una rosa, perturbada y con los días contados. Pétalo a pétalo, viviendo la tragedia de preservar el perfume más deseable. La belleza es una condena. Nadie puede ser la rosa más allá de la misma. Por esta razón, la colocamos en un bouquet sobre la mesa, nos deleitamos durante su agonía, sin darnos cuenta de que morimos como ella. Voy a leer un poema que se llama Bífida. Mi lengua desea, señala direcciones opuestas, se desangra de ese algo para explicar el mundo. Ser el de ser de animal, de la planta. Mi lengua pretende todo. Ansiedad han de encontrar en la poesía el escalón perdido. Quiere reunir para siempre todo lo que se fragmentó [inaudible] estoy entrelazada. Qué riqueza de utopía. Qué locura más alta desde [inaudible] y es los hilos del pasado. [Inaudible] sobre el futuro, una red de esperanza y sobre el presente, luz. Toda yo soy lengua y ojos. Deseaba todo tener, mirada en algo raro, ser la mujer que canta, que baila. Olvidar que Orfeo [inaudible] a los infiernos que Circe quedó desolada sin su Ulises, que Dante nunca tocará a Beatriz. Que vamos todos a morir sin remedio. Ah, si no hubiera injusticia, yo podría ser feliz con el animal que extrae de la vida lo mejor. Vamos a escuchar en silencio la melodía esencial. Cada interrupción estaría [inaudible] de posibilidades. Ah, se dio poder [inaudible] la alegría. [Inaudible] más cosas simples, pero todo mi poder no alcanza. Únicamente levantar castillos con palabras. Materializar torres, bosques, dragones, carreteras, fantasear, pasar bien con los cuentos de hadas. Si las palabras son mi única fortuna, haré con ellas lo que nadie más puede hacer, milagros. Lo prometo. Me esforzaré lo imposible para que la muerte no nos ofenda. No busque la felicidad. Alegrémonos ahora mismo, antes que las luces se apaguen. Antes que el día amanezca y los sonidos de nuestros sueños que callen. Seamos felices por casualidad ahora. Ostras originando perlas pastosas. Experimentando las delicias del dolor, gozando fóbicos del miedo. ¿No podría llamarse a eso amor? Finalizo mi lectura con un pequeño poema que se llama Mi poema. Mi poema es deseo y es ansia. Es la voluntad fervorosa de unir mi abierta boca a la boca del mundo en un beso. Muchas gracias. Muchas gracias. >> Rei Berroa: Anita. >> Annita Costa Malufe: Hola. Estoy muy contenta de estar acá. Me quedé muy contenta con la invitación de Rei Berroa que conozco ahora y qué bueno que podemos estar acá mismo en el Zoom. Y bueno, vivo a Sao Paulo, San Pablo, no sé, Sao Paulo, Brasil, y soy profesora a la PUC Sao Paulo, Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo, trabajando con literatura y crítica literaria. Y bueno, pensé en leer dos poemas de una de una -- De una antología que salió en Argentina, de una editorial argentino, Bajo la luna, y se llama Tejer y destejer. Siete poetas contemporáneos del Brasil que fue una una antología organizada y traducida por una -- Tradujida por una amiga muy querida y una gran poeta, Agustina Roca. Entonces, cuando Rei me invitó, le dijo que quería leer las traducciones de Agustina, que a mí me gustan mucho las traducciones de Agustina de mis poemas. Pero pensé en leer en portugués y después en español, porque sé que mi español no va a ser justo a la traducción de Agustina, pero a mí me gustaría mucho que ustedes escuchasen la sonoridad por un lado, pero de otro lado también acompañar un poco de la significación y sé que el portugués tiene a una un acento un poco raro para los hablantes de español. Entonces voy a leer en las dos, dos lenguas, ¿ok? Mis poemas no tienen título y forman un poco como una continuidad en los libros. [ Foreign language ] Bueno, ¿dónde termina el poema? Donde un punto de suspensión apenas. El poema no termina cuando la línea rosa el borde del papel, tampoco la lengua rosa aquello que alcanza más allá de la página. Existe el poema siempre imaginado una imagen del poema deshaciendo, hundiéndose un barco anclando en el espacio un barco cada vez más renovado. El cuerpo del poema no es imaginario, tampoco la posibilidad de un límite. No hay límite, apenas limitación. La hoja acaba, la tinta acaba. La lengua es el punto de discordia, rozar la página, anclar más cada vez, apenas por un instante inacabado, ese que nunca termina. En otro poema que también salió en esta en esta antología. [ Foreign language ] Este sería el sonido constante cuando no estoy cerca -- No estoy cerca. El sonido mezclando las letras, este sería el entorno del mueblaje. la niña no tendría más que siete u ocho años. Los cabellos enrulados en el cepillo, cuando no estoy a la altura de decir, oír este u otro sonido. Ella no tendría más de siete u ocho años rodeando el mueblaje descalza por el suelo. El sonido constante, el embrollo de las letras, la miopía pegada en las paredes. No estoy a la altura de decir no alcanzo la estantería. Encima de la pileta, los cabellos enrulados en el cepillo. Los rituales repetidos entre los cuartos. No estoy a la vista, no estoy cerca. Cuando no estoy, siento que puedo tocar el suelo. Huir, esquivar muebles, enroscarme en fibras del cepillo. Letras mezcladas, la miopía esparcida en el paisaje. Cuando no estoy, este sería el sonido conocido, la imagen que se acurruca. No sé por qué oscurece tan pronto, antes de que el sueño llegue, antes mismo que las calles se vacíen por completo. Eso, gracias. >> Rei Berroa: Lourdes. >> Lourdes Espínola: ¿Me escuchan? >> Rei Berroa: Sí. >> Lourdes Espínola: Bueno. Soy Lourdes Espínola, poeta de Paraguay, en este momento residiendo en Buenos Aires. Tengo 16 libros publicados, de los cuales 15 son de poesía, dos en Francia, traducidos por [inaudible], uno en Estados Unidos, dos en Portugal, dos en España y el resto de poemarios publicados en Paraguay. Voy a iniciar con un poema del libro Todo poema es animal de casa, publicada por la Editorial Verbum de Madrid. El poema se llama En el principio. En el principio. En el principio estaban las palabras extraviadas en el universo. Dios había ordenado la Tierra y sentado al poeta a su diestra. Entregó a él los vocablos para que poco a poco fuera alumbrando la creación. Así, el poeta dio nombre a cada cosa en el regazo de Dios. Que el libro Partidas y regresos, poesía. Mi destino está echado. Cartas lanzadas marcadas determinan y todo apunta a lo irreversible, ni cual, no se regresa. Lo que me cura, me envenena. Lo que me alimenta, me drena. En círculos de fuego me regalas soledad, silencio, noches desveladas, angustiosas, calma de fiel bálsamo a mis manos. Mi destino está en ti, marcado por el verbo. Escribo, luego existo. Este poema es un poema que hace referencia a los Mbyá, que es un grupo indígena que están asentados en Paraguay. Como un éxodo hebreo de un Moisés todo blanco, cual nauta sideral de las estrellas o tal vez las arenas de unas [inaudible] que hablan de otras pieles, hoy aprendo tu secreto nombre. Musitado en oraciones, tierra sin mal como el Navajo. Pueblo hermano del cielo que recorre, lo busca, que llorando lo caza, hoy estuve en tu monte. Tu silencio me hablaba, penetraba mi búsqueda y yo sigo esperando, cultivando parcelas, solamente la exacta, no he tomado de ti vida no mancillada, solo lo que me das. Pero hoy no me alcanza, tierra, tierra sin mal, y yo sigo esperando. En la mitología guaraní, hay una constante migración en busca de la tierra sin mal. Este poema, también de Partidas y regresos, se titula Solo el poema está vivo. Te busco como si nunca hubieses existido. A media noche, vencida o victoriosa, creciendo hacia mi muerto corazón, como ciega una y otra vez te busco temiendo perderte, como si alguna vez hubieras existido. Con miedo, con melancolía, engañada en vanas esperanzas, me escondo en el secreto hueco y así despiertan las memorias y las luces del día, vueltas libres ahora en mi perfecto dolor. Las palabras, silencio, las manos y la noche, lo que amamos, son racimos del infame placer de dar forma a la ausencia. Solo el poema permanece. Y ahora un poema del libro Desnuda en la palabra publicado en Madrid por Ediciones Torremozas. El poema se llama Guartendido en mi cama. Tibio, colorido, feroz y con pezuñas. El poema me lame y me rasguña, me frota entre sus dedos hasta hacerme dormir y solo ahí y de su zarpazo me toma entera suya, entera y por asalto. No me quiero pasar del tiempo. >> Rei Berroa: No te has pasado. >> Lourdes Espínola: Entonces, este último. Cuando todas las palabras, esas frutas hermosas las deseabas, fueron usadas como cualquier cosa. Decidí tragarlas. Que [inaudible] el adjetivo con los dientes, chupar cada vocal desde la pulpa y que caigan los jugos de comas y puntos suspensivos. Esas frutas amadas, las palabras, transgredidas por otros, las rescaté, las devoré. Hoy están a salvo. Son mi cuerpo. Gracias. >> Rei Berroa: Exactamente cinco minutos. >> Liria Evangelista: Bueno. >> Roi Berroa: Liria. >> Liria Evangelista: Buenas tardes a todos. Para mí es un honor y un privilegio y uno de los -- De los poquísimos efectos secundarios nobles de la pandemia que es esta trama comunitaria que nos permite estar juntos hoy. Y yo quería leerles hoy un libro que se llama La persistencia, que fue escrito en las noches silenciosas de la pandemia, en el año 2020, y que fue finalista en el premio de editoriales independientes en Torino, en Italia. Y no ganó, pero lo que más me gustó es que fue el único finalista en nuestra lengua y eso me honró. El libro se llama La persistencia y nació la sombra de un -- De una frase muy enigmática de Roland Barthes de un artículo llamado Tragedia y cultura que escribió a los 27 años en la ocupación alemana en París. Y esta pequeña frase El drama se soporta, pero la tragedia se merece como todo lo grande. Y de La persistencia, les voy a leer, entonces -- Todos los poemas que lea van a ser de ese libro que saldrá publicado antes de fin de año aquí en Buenos Aires. Estoy sin Dios. Estoy sola, asomada a tu inmensa boca muerta. Detrás de esa tiniebla, brilla tu flor adolorida. Tu voz, peste mía, es nomás una florcita que late de su canto, un estambre que destella y es tu centro, sin Dios. Y sola con mi anhelo de tiempo, de rodillas, [inaudible], te hablo, rezo. Soy tu creyente, tu devota hija. ¿Hay alguien más cerca de mí y no soy yo? ¿Alguien me habla cuando todo es el callar de adentro? Es levísima la caricia de tu mano incierta. Yo quisiera contar ese temblor, pero nada puede ser narrado en este mientras. Devendrá privilegio, esta espera. Entonces, solo entonces, mereceré la dicha de tus dones. Se enlazaban unos cantos con otros, como maíz llovía, bailaba la serpiente. Era la fiesta, tanto que el sol cegaba. Crepitaba el fuego. Eran todas las voces, todos los cuerpos, fulgor oscuro, la obsidiana y la sangre. ¿Se escucharon acaso los presagios? Todo ardió. Las casas y los cuerpos hechos grietas, desgarrados, todas las entrañas cayeron por tierra. El brillo de unos muslos al sol, un corazón latía solo, abandonado. Después, la gran peste, fue cocoliztli, año de 1576, en las tierras de la Nueva España. Mueren diariamente 10 o 20 o 100. Enterré con mis manos 10,000, con mis manos. Fray Bernardino Sahagún escribió con los ojos de mirar a los muertos. De aquí en adelante, yo no sé qué será de esta pestilencia. Y está escrito. Yo lo escribo en la hendidura de mí letra. De aquí en adelante yo no sé. Contra todo presagio sobreviene un silencio, un tiempo roto. Yo no sé qué será. A vos te hablo, a vos, Dios mío, de esta pestilencia. ¿Acaso en el pasado se abisma un conocer? [ Foreign language ] Entonces, Dios me aparta de mí y yo obedezco. Oh, el pasado. Esa experiencia tenue, delicada. Yo santa, enloquecida, que vivo sin vivir en mí, que ya no soy, conozco sus secretos. Revivo una por una de las pestes que no fueron mías. Hablo en lenguas. Santificada, ungida, entro en pestes antiguas como en un vergel. Habían hecho los hombres [inaudible] desde sus casas. Dios me ha enviado. El fiel jardín amurallado donde [inaudible] iba plantando sus jugones. Consoles florecían. De sus ramas, miel y leche, salían juntas la sangre y las palabras. Se servían de ellos las damas y los hombres, las bocas pintadas de sus jugos cantaban la canción del abandono. No, la peste no era allí, su calavera. Olgaban en sus cuerpos, hacían solas de la carne y las palabras. Señora, un pico clavado en tu entrepierna, un ave libando, puerta y bella donde se sostiene el mundo. Oh, señores. Extraños animales hacen nido, florecen al centro de tu escroto, anosmundi de monstruos, gárgolas habitantes del misterio. ¿Puro el bosque atormentado? Delicia, infierno, paraíso. Inmensos jardines donde reinaban la peste y la belleza. Nada puede saberse más allá del olvido. Y para concluir. Me aventuro en este tiempo, aquí donde mi mano no encuentra el adjetivo. Peste nuestra. Habrá que hacer silencio, detenerse, alerta abandonada, los ojos quemados, bien abiertos decir el tiempo de la espera. Decir ese sutil amor entre lo que es y las palabras. Muchas gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Liria. Taty. >> Taty Hernández: Buenas tardes. Un placer encontrarme con tanta gente que no conocía a algunos, otros reencontrarme. Gracias, Rei, por darme la oportunidad de compartir, de conocer el pensamiento de tantos poetas de otros países. Inicio con un poema de la -- Un poema que -- Dónde quiero recrear una figura, quizás una de las más luminosas de la mitología taína. Un poema que, a dos voces, que titulé Ciguapa. Dice así. Navega entre la visión. >> Rei Berroa: Espera, Taty. Taty, me parece que tienes voces al fondo. >> Taty Hernández: Ok. Déjame resolver. ¿Y ahora? Navega entre la visión y el sueño. Mujer, al fin laten los misterios. No se deja tocar y el embrujo se mantiene. Tendrá ombligo, nazco y moro en el alma de la cordillera, en la dermis de las uvas de playa y los motores de los autos y en las voces atragantadas das de café y casabe. Entre la espuma y la bruma, teje velones y en un trepidar acompasado, danza sobre el [inaudible]. La savia de la tierra me anda todo, desde los pies hasta los ojos, perdida en mis pupilas y en los baldíos de mi pelo pesca y [inaudible] a la luna. Ese pelo usado sobre el hombro, como un lento desliz de agua, será el llamado para que los hombres, ¿ante el ruido o lo inexplorado busquen amparo? ¿O tan solo es un clamor por los llantos que no cesan? Soy la luz de lo que parece increíble, de lo que parece inexistente, como el misterio, realidad, utopía y belleza. Los pies de la ciguapa corren de espaldas al vientre viento. Rebeldes, planos como gobiernos, y por las rendijas del vientre viento y de los gobiernos, me sumerjo entre las olas de miles de gotas que mitifican al semblante. Me transmuto en cuadrilátero, en un cuadrilátero de líneas en pulso de espera. Maga evadida del subsuelo, arrogante en plenilunio, que al compás de Orión se apoya, se recoge, se esconde. Viajo en un cayuco de velas, [inaudible] en el tiempo, de un vaivén finito en las frutas que nunca regresan. Rie en convulsiones locas y en sus [inaudible] los dioses no enarbolan banderas, ni las nubes juegan en los siete amaneceres. Es mi risa un salto de agua. Versifica miradas y rompiendo el sueño de los que no desesperan, de los que logran abrazarme. Ella es agua. Agua, vida. Vida, agua. A veces turbia, a veces clara. A veces tibia, a veces hielo. A veces luna, a veces sol. Vibra el impulso de mi fuerza en tus manos y una hoja anclada en la piña subyuga tu risa de cangrejo. No soy páramo que refrene tu sueño. En su camino de polvo de piedras milenarias, crecen surcos que no hieren. Soy cascajo que viste tu senda. Soy cascajo que salpica, que golpea pensamientos y duelen. Es un rosario de líneas que divulga pasajes, que remolca presagios en las ruinas de un segundo. Retorno de la nada donde habita el eco, sigilosa de mi muerte que no es muerte, vagabundeo en el trayecto del tiempo. No remienda los vestigios, no clama en las tribunas ni en los púlpitos. No trae huracanes, traigo el sentimiento del aroma en la cañada, restregando los deseos, aplastando la memoria para golpear el muro dormido. Una mole de troncos y follaje difumina sus pupilas. ¿Acaso es cierto que un calor fugaz rasga sus entrañas? Soy una más en esta red fuera de tiempo. Se me llenan las horas de espera buscando un bramido, mientras soplan los días y las noches sin perfumar la soledad. Y no dormiré. Se ha vaciado el cuento. Ni una gota traspasa su garganta. ¿A dónde va? Segundo poema, titulado para escribir un verso a la tierra. Tiene un epígrafe -- Como epígrafe un verso de un poeta dominicano al que le quise responder que dice así. El epígrafe dice así. es que el poeta dominicano se llama Juan Freddy Armando [inaudible] y él escribió esto. Dijo, escríbanle a la tierra, poetas del carajo. Tanto que joden con el mar que no es más que una mezcla de agua con sal revoloteada por el viento. Y yo le escribí, para escribir un verso a la tierra, no hay que ser poeta para escribir un verso a la tierra. Ella misma, la tierra, hará de ti un poeta. Internate en la cordillera, conversa con la luna, con el bosque, con el río, con el sol. Visita un volcán. Toca sus rocas. Siente su rugir. Planta un verso. Visualiza sus retoños. Saborea la cosecha. Sumérgete en aguas sulfurosas. Percibe el cambio en tu piel y te sentirás en contacto con lo más profundo del planeta. Hazte arqueólogo, las ruinas te dirán más versos que mil poemas juntos. Es que las ruinas son de tierra. Y concluyo con Se me ha perdido un poema. Se me ha perdido un poema que llevaba aliento de resina, sin pensar que se había internado en la estepa con versos y palabras que no lograban descifrar el dolor de los ríos sin afluentes. Se me ha perdido un poema que buscaba torrentes felices y tan solo encontró pequeños caudales tristes, dispersos entre la grada sin vislumbrar una ruta que los llevara hacia el mar. Se me ha perdido un poema que buscaba bosques en el horizonte altivo, pero no los halló porque columnas de cementos fueron sembradas entre las venas de árboles calcinados y rematados para halagar el hambre de los hombres. Se me ha perdido un poema que pretendía escalar la cima más alta, deslizados entre bejucos, cantando un himno de luna y sol donde los niños encontrasen el sueño de ser humanos. Se me ha perdido un poema en las alas cubiertas a brochazos de unos ángeles que destilaban aguas de un escapulario. Se me ha perdido un poema, que aprendí a ser vegetal de naturaleza viva para cantar a la vida. Se me ha perdido un poema que intentaba ser alegre, verde y no lo encuentro. Muchas gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Taty. Muchas gracias. Rolando. >> Rolando Kattan: Un saludo. Yo soy Rolando Kattan de Honduras. Ovejas versus cisnes. Las ovejas son en el mundo al revés. Las nubes que contemplan las estrellas cuando se tienden boca abajo en su oscuro patio. Para nosotros, las ovejas son de día. Un Dios hechizado de mansedumbre y de noche, se convierten en preguntas en dientes y pendientes que nos muerden las uñas y andan a sus anchas en los patios del insomnio. Contar ovejas es un conjuro contra la tiroides del demonio, por eso las mañanas nos animan a sacarle punta a los lápices, a que vuelva la dentadura a la boca y llevar el rebaño de ovejas al manzo corral de la rutina. Pero vuelve la noche y las ovejas me miran con sus ojos mansos y redondos. Y preguntan, ¿por qué veo en tus manos las manos de tu padre muerto? ¿Quién duerme en el espacio vacío de tu cama? ¿Cómo duele un equinoccio en la costilla? ¿Retoñará alguna vez un fruto de las palabras que plantaste como un árbol imposible? ¿Por qué sueñas con relojes de arena, si todo se va haciendo polvo? Hasta que descubrí los cisnes negros y, en lugar de las nubes, el inmenso Lago del cielo. Y cada cisne, con su hermoso cuello de pregunta infinita, me abrazaba extendiendo las alas. Los cisnes negros son en el mundo al revés, las estrellas que las nubes contemplan cuando se pasean por los lagos. Para nosotros, un cisne negro es un manso ángel que no interroga ni responde. En silencio, y junto a ellos, somos nosotros la pregunta y te deja soñar con relojes de polvo, con el polvo que va quedando de tus días. Dress coat. Este no es el jardín del paraíso. Hay que llevar ventanas en el pecho para que pasen libres los disparos, disfrazarse de puerta abierta o muro, guardarse el corazón en el bolsillo y despistar esa bala perdida. Esconderse en las páginas de un libro detrás de la palabra y memorizar el ojo que se acomoda, se entrecierra y guiña. Pedir prestado un sombrero de copa y así burlar la muerte prematura. Vestir la cola de un pavo real y no mirar la bala que te sigue y solo desnudarse en el metro cuadrado de la ducha. Para finalizar, Los poetas polacos. De alguna forma, la intimidad del agua disolvió la actitud en fuga del camino. Los senderos se multiplican como un vaso de agua estrellado contra la noche. Los poetas polacos se acomodan y brillan contiguos a la cruz del sur. Cracovia tiene ahora una avenida asegurada a mi pecho. Todos los barcos de Dancing [phonetic] navegan hasta mi muelle. La inercia es una abeja que dejó de zumbar en el horizonte. Cada llave abierta me repite un verso de [inaudible], la más tangible descripción del pan es una descripción del hambre. El error fue no girar el mapa, darle al norte un sueño con nombre propio. Harvard descubrió el engaño. Vivimos dentro de un armario y las polillas son en verdad los cometas que nos sobrevuelan. Ahora un cisne negro ocupa el lugar del cancerbero y aconseja nunca un disparo atravesó un poema de Chimbosca. La poesía es más de fiar que un chaleco antibalas. También lo es más que cualquier sendero. Por ella se hace posible volver a casa a salvo. Todos los caminos ahora son de regreso. >> Rei Berroa: Mil gracias, Rolando. Tengo que decir que ya estamos todos completos. Bea [phonetic] ya entró y acabo de ver que también Aaron acaba de entrar. Ahora estamos todos. Continuando, Mateo. >> Mateo Morrison: Un gran honor compartir con ustedes en esta significativa lectura de poesía. Voy, República Dominicana, Mateo Morrison. Voy a leer de mi libro, Antología poética, algunos textos. >> La timidez me impidió ver tus senos cuando nacían. Una cita de Gerardo Diego, volverá tu niñez y jugaremos. La timidez me impidió ver tus senos cuando nacían. No eran más que círculo señalando tu pecho, pero sí fue mejor. Creció mi imaginación y creí verlos a través de la ventana que unían nuestras casas. Cuando vuelvas a nacer como espero y yo me adhiera ese milagro, no seré tímido y creceremos juntos alimentados por miradas y sonrisas, a través del ancho patio donde nacían las brisas. El tiempo ha convertido en ventarrones que derriba los techos los pobres. Contaremos historias inventadas, seremos niñas y niños abrazados, transmitiendo una energía y haciendo parir los frutos. Soñaba una mañana, cuando el campo se fue convirtiendo en ciudad, y bruscamente desperté, miré tu ventana y una sirena anciana, ya como nosotros, nos había despertado. Y ya no podíamos jugar, pero te aseguro que volveremos a nacer. El segundo poema. Emily Dickinson. Enclaustrada, llenó de poemas los restos de la tarde. Sombras hicieron de la soledad un espacio para la creación. Emily descendía diariamente a su infierno particular. Sus páginas entonaron un himno a la quietud. Construyó estatuas de amor con las palabras. Dejó para cada ser viviente una lección de paz a través de múltiples espejos, máscaras durmiendo sobre las últimas sugerencias de la noche. [Inaudible]. Aquí tengo superficies que amó, telas que ciñó a su cuerpo, monedas que manoseó, zapatos a los que le dio su ritmo, vientos que recogieron su anatomía, revistas que coleccionaba, relojes detenidos, vasos en que bebió instantes en que se contorneaba sudorosa de amor. Receta para ser correctamente antologado por un escritor de la posmodernidad. Subvertí las palabras desafiando el espacio. Llenar de vaguedades cada línea. Evitar temas relativos a las guerras sociales y no besar muchachas en los versos. Al final, llevar tu trabajo en una jaula de cristal a un colega que de seguro te inmortalizará en el vacío. Y, para terminar, soliloquio del futuro. Desnudo de mi, [inaudible] es el único escenario que poseo. Desnuda de ti, evades mis insinuaciones. Te percibo por las calles de toda la ciudad. Lleno de tu desnudez, vacío de tu voz, siento que después de ti un río no será un ruido, será una construcción de sueños al lado de su cauce. Un puente no será el armazón enorme que visitamos, será una nostalgia por dónde pasan autos. El mar será un adiós que se detiene y el aeropuerto, una larga sensación de lo que ya no somos. Yo estaré desnudo de mi en el parque más pequeño, mientras desafías con tu desnudez todas las posibilidades. Ahora buceo sobre tu superficie pompas de jabón sobre nuestros sexos diluidos. Duermo sobre las mismas caderas que me sacudieron y no se despertaron. Muchas gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Mateo. Enrique. >> Enrique Noriega: Buenos días. Un saludo a todos, a todas. Enrique Noriega de Guatemala. [Inaudible], Guatemala. Voy a iniciar la lectura con un texto que no tiene título, es previo. En el tiempo de los Apóstoleles, habían hombres tan bárbaroros, que se subían a los arbóleles a comerse los pajároros. Repetirlo diez veces, antes y después de cada comida, antes y después de cada ronquido, antes y después de cada [inaudible]. El siguiente poema se titula Barco a la deriva. Me equivoqué. Me equivoqué de azules. Me equivoqué de azules horizontes. Me equivoqué de miedo. Me equivoqué de mi. No me tocaba ser yo. No me tocaba ser yo todavía. Me equivoqué de dirección. Me equivoqué de vocación. No soy lúcido, sino hasta cuándo me equivoco. No soy crítico sino hasta cuando me niego. No poseo las llaves del texto. Me equivoqué de libro. Me equivoqué de miedo. No me tocaba ser yo. No me tocaba ser yo todavía. No me tocaba ser yo en esta escritura. Oh, azules horizontes de la línea. De lector no he pasado. Me equivoqué de mi, de palabras, de mar, de mar de palabras, de mi, de palabras, de fuga de palabras, de conceptos, de fuga de conceptos, de visiones. Soy fuga de visiones y ya solo conozco alternativas, alternativas inciertas y caos y mar y mar de palabras. Es decir, mar de palabras. Mar, amar, mal amar. Eso he sido. Barco a la deriva en cierta nave, eso he sido. Continúo con el poema titulado Graffiti en la quijada de un burro. Sentimientos espontáneos, ideas frescas como una lechuga. Lector, he aquí lo que nos hace falta. Ahora bien, las preguntas son estas. ¿Puede el garrote de la crítica enderezar la rama torcida? ¿Elevar por voz divina su Lázaro, levántate y anda? ¿Serán expulsados nuevamente del templo los publicistas? ¿Resurgirá la estética de la rosa? En todo caso, en el monte Fuji, nevado por calzones y brasieres, el Señor nos agarre confesados. El siguiente no tiene título. Bueno, se titula De los dos, ninguno baila. Tengo una novia que tiene tanto estado de ánimo como un repollo. Pétalos de rosas, el prostíbulo de su mirada. Es, sin lugar a dudas, una chica al borde del epitafio. Aún así, cada pecho suyo, yegua desbocada. Cada nalga, cementerio de tacto, donde Lázaro resucita. Y si la muerte es -- No saber lo que la muerte es, de postre [inaudible] de rata. Un hombre vestido de blanco. Un hombre vestido de blanco parece el interior de una clínica de medias, pero solo eso. Parece un litro de leche de cuando mi abuela compraba su litro de leche, pero solo eso. Parece el severo luto de un japonés, pero solo eso. Parece la manoseada paloma de la paz, pero solo eso. Parece la pesadilla de la hoja en limpio del escritor que no produce, pero solo eso. Parece una mente torturada que se vació de gritos, pero solo eso. Porque habría que saber que un hombre vestido de blanco es solo eso, un hombre vestido de blanco. Y que un niño de la calle en Río de Janeiro o en Guatemala, con un tiro de gracia en la sien es solo eso, un niño de la calle con un tiro de gracia en la sien. Quiero decir que pareciera que un hombre vestido de blanco o un niño de la calle con un tiro de gracia en la sien fueran algo distinto a un hombre vestido de blanco, a un niño de la calle con un tiro de gracia en la sien. Pero qué duda cabe, un hombre vestido de blanco es solo eso y un niño de la calle con un tiro de gracia en la sien también es solo eso. [Inaudible] leeré el poema último. Mujer en la ventana apoya la cabeza en las manos. En las manos apoya la cabeza. Apoya, apoya los codos en el marco de la ventana, mas no en la cabeza lo que pesa. Pesa el aburrimiento acumulado. Pesa lo que no se mira. Pesa lo que insiste. Eso que se da discreto, tangencial, inagotable. Eso que a sabiendas de no existir se busca. Pesan. Pesan las cosas tontas tras las que se fue. Pesa el saberse ajeno al otro, a lo infinitamente otro. Pesa el asedio del otro, el opaco brillo de una garra, la pesadilla de un hocico. Pesa la fotografía del apoyar la cabeza en las manos. Pesa como [inaudible] masticable el mínimo destello de nostalgia. Pesa la muela barrenada, el miembro amputado. Pesa la mano que copia de una copia la caricia. Pesa la caricia con la que uno mismo se consuela. Pesa la intención de la promesa con la que uno mismo se inventa y pesan infinitamente como pesan las sombras de los sueños. Infinitamente cómo pesan lo discreto, lo intangencial, no inabordable y pesan como suceso de la piedra lo detenido de los días. Lo que el cuchillo no desangra. Lo que la certeza mentirosa intensifica. Gracias. Rei Berroa: Muchas gracias, Enrique. Beatriz. Beatriz Pérez Pereda: Bueno. ¿Ahora si me escuchan? Ok. Mi nombre es Beatriz Pérez Pereda y soy de México. Voy a leerles de este libro unos poemas. Teoría sobre las aves. Ellos sabían que hay pájaros a los que se les llena de mierda la garganta, caen en un sueño azul altísimo y sólo en el temblor de sus párpados se sabe la profundidad del vértigo. Ellos saben, los reconocen, los arropan en camas blancas. Ponen helio y oxígeno en sus picos, vigilan su vuelo inmóvil hacia dentro, escuchan la nota silenciosa en sus pechos, miden el compás transparente de su sangre, pasan los días, las noches y sus latidos y la niebla se hace más fría y dura. Una cadena gris que los ata al olvido y crecen árboles dolientes que temen a su sombra y su revés infinito. Ellos lo saben. Hay pájaros que no recuperan el color del canto, pero los esperan, fingen paciencia, abren surcos en sus gargantas y guardan silencio. No mencionan que hay aves que se enamoran de la niebla que secretamente anhelan cantar la noche y se van detrás de ella sin retorno. A diferencia de las matrioskas, que al abrirlas hay otra, incluso más hermosa, concentrada, nítida, al abrirte a ti no surgió otro tú con bordes renovados. Cuando tus brazos se hicieron de plomo y empezaste a caer, atraída por esa ninfa de lava, grave y pesada, hasta sus aposentos [inaudible]. Cuando tuvimos que abrirte en canal, como se abre una fruta para salvarla de su semilla podrida o como se arranca una hoja sucia y un cuaderno de terciopelo y blancura. Entonces, cuando te abrimos para explicarnos por qué había cesado la música, por qué el pentagrama marcaba solo silencio, notas pardas, igual a como se abre un reloj, queriendo encontrar una piedra, una aparición y señalarla con el índice implacable y acusar de ser el tiempo. Así que abrimos y encontramos un pájaro hambriento y mojado y entre todos empezamos a [inaudible]. Una vez leí que los pájaros dentro de un sueño simbolizan el deseo. Desde que abriste las alas, solo pienso en aves. En designios que cruzan el cielo, con laureles, olivos en el pico. Te nombro y mis pestañas aletean. Te pienso y un petirrojo moja su pico en mi sangre. Mi sombra es densa, como el color áspero de los cuernos. En mis sueños hay cigüeñas que se comen a sus hijos. En mis sueños, las gaviotas repudian el mar y rondan fugaces los desfiladeros. En tus muñecas había diminutas palomas [inaudible], una ráfaga de plumas, suave y cruel como el recuerdo de una caricia. Al abrirte, supimos que coleccionabas patas de canario para la buena suerte, que todo en ti tenía una materia de canto indeleble, menos su hígado, que desde siempre anunció su desatino, su vocación de vidrio y formol, de niño que se aburre rápido de los juegos, de este juego, y recoge sus canicas y sin dudar se marcha. Para terminar, a tus ojos llegó un cansancio de esclavo, un peso mineral de anclas, candados, sortijas de boda, centenares de hormigas negras que acudieron a devorar el pan de tus sueños. Todos te hablamos en todos los lenguajes de la paciencia y no oíste, o creíste que dormías y [inaudible] responder en sueños. Un caracol que ya no distingue el real sonido del mar, de rumor de sus adentros. El cansancio de destruir el mundo en unas horas, el cansancio agitado, echar raíces en una sala de espera, mirando fijamente una puerta, deseando que no se abra. Y otras veces que sí, de par en par y nos libere y salgan al fin los carruajes negros, los heraldos y las trompetas, como en realidad pasó. Pero todos acordamos que fue el sueño y no la muerte lo que elegiste. Que nosotros somos los tontos, los cobardes, los insomnes. Gracias. Rei Berroa: Gracias, Bea. Continuamos con Aleyda. Aleyda Quevedo Rojas: Gracias. Mi nombre es Aleyda Quevedo Rojas. Les envío un saludo muy grande desde Quito, Ecuador, que es la ciudad donde vivo, donde escribo. Voy a compartir algunos poemas de un libro que se titula Ejercicios en aguas profundas que está disponible en línea para descarga gratuita en la página ediciones de la línea imaginaria punto com. Metamorfoseada. Cuerpo y aliento ingresan al agua haciendo uso del mecanismo de la libélula. Hablo del cuerpo y del aliento en estado puro, sin equipo, pez o criatura parecida. Libre y despojada de deseos, sin teorías de instructores de buceo. Tensión del cuerpo y fluidez constante en el ritmo. Libélula de látex, equilibrio respiratorio. El agua se vuelve un ramaje de cristal de cuarzo, densa estructura de burbujas, cuerpo de corales donde es tan liviana y tan compleja planta acuática. Las vastas profundidades que logra alcanzar tu espíritu y rescatan del mundo que arriba apesta, pero te adentras más y eres agua. Agua. Brazada, curtida la piel, gastados los ojos, aprendí a bucear desnuda entre corales y piedras cortantes. Brazada abriendo el lenguaje, mantener el codo más alto que el brazo, las imágenes más brillantes son música. Brillos, agua oceánica persevera en mi. Dádiva que recibo en formas de cloro y sodio y cuando, en otro brillo, moje mi cuerpo, el deseo habrá pasado certero sobre las palabras de amor, plancton, libertad, magnesio, paciencia y sílice. Agua, desbordamiento físico, químico y biológico hasta volverse silencio que te deja ser, digamos, amor líquido. Desatar las palabras, algo como heredar de los peces la indiferencia y el lenguaje no verbal. Noche. Toda la noche hago la noche. Bajo el agua del océano, la noche alcanza la luz exagerada que pulveriza. La noche cumple ciclos de luz cristalizada, lavada. Toda la noche hago de mi cuerpo una planta sensible a la luz de la luna. Deseo, amor y belleza, ya sabes respirar y así comienza la vida nueva dentro de la noche brillante. Acuática. Una flor. Una flor. Una flor flotando en el agua al son de sus ciclos oxigenados. Mi vagina abierta al agua de flores, en perfecta alineación con las estrellas, hasta el centro del estambre que guarda perfume y una lengua bulbosa, carnosa, florecida, vegetal, chupando la flor abierta, acuática y amable al ácido de la saliva hasta ver la muerte en el centro enceguecedor del agua y no ahogarnos de placer y no regresar a la superficie nunca más. Una flor sin salida. Y, para cerrar, dijeron soportar es todo. El cielo vacío que te otorga la quietud imprecisa, el movimiento íntimo del mar en calma, las corrientes frías masajeando las piernas, los mordiscos de algunos peces que te alertan sobre el poema cuando requiere atmósfera de silencio. Dominar la rutina de la noche y su tejido. Quietud interna flotando desde el silencio interior dijeron que no lograría ser el poema, entregarme en el poema, pero aquí estoy, repitiendo palabras y proverbios bajo el agua. Soportar es todo hasta escribir dentro del agua, desde el desgarramiento, solo para sentir que eres más agua. Gracias. >> Rei Berroa: Gracias, Aleyda. Juan Manuel. >> Juan Manuel Rodríguez Tobal: Hola. Yo soy Juan Manuel Rodríguez Tobal. Soy de Zamora, de España. Y la lectura la estoy haciendo desde Valladolid, que es la ciudad en la que vivo. El primer poema que voy a leer se titula manzanas. Arco frágil del canto. Desde los dedos últimos del aire, el corazón de otoño. [Inaudible] breves. Abre otoño las aguas sobre un fondo amarillo de manzanas. Abre otoño las aguas y ahí creces, como crece el espacio en ojos ciegos, como crecen los labios olvidados cuando la piel del mundo se aquieta en lo que besa. Fue el gallo en su verdor, el canto nunca. Arco frágil, otoño, grillos breves. Tal vez la terquedad de las manzanas o el exceso de azul en lo que mira. Una [inaudible]. Venir bajo las flores, dar al tiempo un corazón no hollado por el día. Darlo. Llevarlo lejos. Despojarlo de la cadencia enferma de las alas de tenerlo, que el cerco de la nieve no acaricie el amor de su caída. Quemar, quemarlo todo. Así los ríos. Agrandar la negrura de la noche con la sombra de un canto, de un latido que no va a dejar eco en nube alguna. Y ya no abrir camino. Y ya silencio ser sin lecho de sangre y sin riberas. Ritmo ardido, eternamente fuera. Grillo ido. La [inaudible] soñadora que primavera pulsa en las cortezas. El ala. Inmensa es la extensión del ala herida porque adentras en ella. Atiendes la palabra que no será por nadie y escuchará. Tú dices la ceguera -- La blancura se dice que no conoce -- Saberse así perdido en esta llama horizontal del canto. Saberse no encontrado por más que este sonido, ebrio de soledad y de certeza, en lo que da hacia el cielo acaso exista. El habla o el desierto. Decir, la huella apenas que prepara el camino para los pies del frío. Y termino con -- Con un poema y con la memoria de Minerva Margarita Villarreal, porque este poema -- Yo conocí a Minerva [inaudible], justamente cuando leí este poema. Hace ya más de un año que minerva no está con nosotros, pero a su memoria quiero dedicar esta lectura. Los ríos. Todo se va con ellos. el corazón, la lluvia, el peso de las flores. También tus alas se hacen transparentes cuando rozan su aliento sin cuerpo, todavía, todo se va con ellos. El silencio que arde en la raíz del canto y aquel que no es promesa porque nada ilumina, Ahora sabes mirarlos. Reconoces su muerte como quien oye el vuelo en la sombra de un pájaro. La luz es un aroma cada día más tenue. La luz en ti se cumple, no termina. Has perdido la noche. Has perdido los ojos. Ya no crees en la noche. También la sé, se marcha con los ríos. Muchas gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Juan Manuel, y gracias por -- Gracias por traer la voz de Margarita, a quien echamos mucho de menos. Mañana la vamos a recordar también. Esta poeta extraordinaria de Monterrey. Y continuamos con Aarón Rueda. >> Aarón Rueda: Muy agradecido por esta invitación. Estimado Rei, un gusto volverte a ver después de un buen rato de no saludarnos. Quiero leer unos poemas de mi más reciente libro que se llama Vértice de la amapola. El poema se llama Algoritmo del tiempo. Ocho a.m. Los labios que poseo comienzan a descarnarse. Sus restos, pedazos de piedra, conforman la tumba donde he depositado la vista. La urbe arde inminente, el atardecer, y descubre un camino de regreso, pero la casa está bajo sus dientes. Voy a prisa, pero no siento mis pasos. Los hombros se atoran en un halo de luz al final de todo. Unos abedules cercanos crean besos rotos y de forma temblorosa caen en la estructura del cuerpo. Vago entre las tinieblas. Palabras en granos de arena enuncian en un silbido la presencia de la locura. Vagabundea en callejones alguna vez bautizados por el sereno. Inesperado grito de fantasmas. Estoy a unos pasos de la casa y las ventanas se burlan, se vuelven espanto. Temo llegar a donde creo que vivo. Pido a estás ventanas se traguen mis sueños. Once a.m. Al acercarme a la puerta, algo zumba en los oídos. Recoge ilusiones de un engaño sediento de verdad. Despojo de mi insomnio. Vértigo que impregna los anteojos. Nunca imaginé temer la vorágine en días sucedidos, como imagen, que la ausencia nombra para sostener pupilas. Busco un objetivo que la melancolía oculta dentro del camino. Hábito del pensamiento, la culpa del alma en la necrología de la calle al sentir la melancolía cerca del pecho. Trece horas. Tic tac. Ahí viene la muerte. Tic tac. En forma de araña. Tic tac. Soy un mosquito. Tic tac. Dormido en la sombra. Y catorce a.m. Palabras disfrazadas dicen mañana, Dios, llevaré flores a un altar edificado por tristezas y salamandras. Extravíos y ausencias, el trazo de casa. Mañana, Dios, llevaré flores a las palabras que crispan la profundidad de los ojos. Este poema está dedicado al poeta Ciprián Cabrera Jasso Muchísimas gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias a Aarón. También recordaremos a Ciprián mañana en la lectura, otro de los poetas amigos del maratón que se marcharon a destiempo. Y entramos en la última presentación de esta primera parte. Daisy. >> Daisy Zamora: Muchas gracias. Soy Daisy Zamora de Nicaragua y vivo en San Francisco de California. Voy a leer unos poemas de una antología que fue publicada en España por Visor. Arrurrú para una muerta recién nacida. Cómo hubiera sido tu sonrisa, qué habrías aprendido a decir primero. Tanta esperanza para nada. Tuve que secar mis pechos que te esperaban. Una fotografía apresurada insinúa tu limpio perfil, la breve boca, pero no puedo recordar cómo eras, cómo habrías sido. Tan viva te sentí dándote vueltas protegida en mi vientre. Ahora me despierto estremecida en medio de la noche, hueco el vientre, y me aferro a un impreciso primer llanto que escuché anestesiada en el quirófano. Visión de tu cuerpo. En la habitación, apenas iluminada, tuve una dicha fugaz. La visión de tu cuerpo desnudo como un Dios yacente. Eso fue todo. Indiferente, te levantaste a buscar tus ropas con naturalidad mientras yo temblaba estremecida como la tierra cuando la parte el rayo. Ser mujer. Haber nacido mujer significa poner tu cuerpo al servicio de otros, dar tu tiempo a otros, pensar solo en función de otros. Haber nacido mujer significa que tu cuerpo no te pertenece, que tu tiempo no te pertenece, que tus pensamientos no te pertenecen. Nacer mujer es nacer al vacío. Si no fuera porque tu cuerpo albergue asegura la continuidad de los hombres, bien pudieras no haber nacido. Nacer mujer es venir a la nada, a la vida deshabitada de ti misma en la que todos los demás, no tu corazón, deciden o disponen. Nacer mujer es estar en el fondo del pozo, del abismo, del pozo que rodea la ciudad amurallada habitada por ellos, solo por ellos, a los que tendrás que encantar, que engañar, servir, venderte, halagarlos, humillarte, rebelarte, nadar a contracorriente, pelear, gritar, gritar, gritar hasta partir las piedras, atravesar las grietas botar el puente levadizo, desmoronar los muros, ascender el foso, saltar sobre el abismo, lanzarte sin alas a salvar el precipicio, impulsada por tu propio corazón, sostenida por tus propios pensamientos hasta librarte del horror al vacío que tendrás que vencer solo con tu voz y tu palabra. Gracias. >> Rei Berroa: Gracias, Daisy. Bueno, solo con tu voz y tu palabra, creo que eso nos hace entrar de inmediato a esta conversación que yo quiero -- Que quiero que intentemos de alguna formas reflexionar cuáles son las inquietudes, los interrogantes, que nos podemos plantear con respecto a la poesía y la salud individual o colectiva de la sociedad y de la humanidad. Porque este es un problema, no de una sociedad, sino de toda -- De toda la humanidad y se vuelven a repetir 1900 -- -- las pandemias parecen -- Parecen irse repitiendo en ciclos continuo en la historia de la humanidad. Yo les propuse una serie de preguntas guía, un paquetón de ellas. Obviamente no tenemos tiempo para responderlas todas, pero me gustaría -- Me gustaría abrir este -- ¿Ustedes tienen las preguntas? ¿Prefieren que se las ponga aquí en el -- ¿Que las comparta con ustedes o no es necesario? Ah, ok. O sea que si la tienen ahí, mejor todavía. Vamos a iniciar esta conversación partiendo del segundo punto que yo les propuse, que era -- Ha de haber alguna postura tradicional por la que nos guiemos todos con respecto al don de la palabra que nos da la vida, pero que también nos da la comunidad a la que nosotros pertenecemos. ¿Qué significa? ¿Qué conlleva en los Estados Unidos, en Latinoamérica, en España o en cualquier país del mundo ser poeta hoy? ¿Es este un oficio idéntico, parecido o distinto a cualquier otro? Y si hay diferencias entre la función que nosotros, como hacedores de poemas, como constructores de mundos, por la palabra. Si hay diferencias capitales, ¿cuáles serían? Y con esta pregunta, que dejó en el aire, nos lanzamos a ver quién quiere abrir -- No, perdón. No tienen -- Ustedes no tienen que aferrarse a la guía que yo les propongo. ¿Tenemos claro eso? Yo estoy aquí solamente para -- Para ayudar a encaminar, pero si ustedes -- Si alguno de ustedes prefiere hablar y lanzarse en otra dirección, esto es algo abierto porque lo que importa aquí es ver cómo, a partir de nuestro oficio, podemos contribuir al bienestar de cada uno de nosotros y de la sociedad en particular. >> Lourdes Espínola: ¿Podría hacer una reflexión personal en este tema? >> Roi Berroa: Claro. Claro. >> Lourdes Espínola: Bueno. Desde el punto de vista de los guaraníes, el poema fundacional que nos narra el inicio de los guaraníes se titula Fluye del árbol la palabra. Si vemos también en Génesis, vemos que en el principio Dios dijo, o también en la Biblia, en Juan uno -- Del uno al 14, en el principio era el verbo y el verbo era con Dios y el verbo era Dios. O sea, ahí vemos un verso inmenso teniendo dos dos diferentes fuentes de lo que es la palabra y el poder de la palabra como creación. También vemos con los chamanes, por ejemplo, en las culturas originarias de América, de Sudamérica, el poder curativo de la palabra. Y si también vamos al área del psicoanálisis, vemos también que hay un curar por medio de la palabra. Entonces es súper importante esto por el poder creador y por el poder curador. Pienso que cuando estamos en el territorio de la literatura, en el territorio de la palabra, o específicamente en el territorio de la poesía, estamos dentro del terreno de lo sagrado que tiene la posibilidad de curar lo profano y también la posibilidad, como dije en mi poema, de compartir la creación o el poder de crear que es un poder que viene de Dios. Entonces yo quería agregar un poquitito eso para poner una semilla de referencia sobre los guaraníes, también, que es del grupo de las 17 etnias que están en Paraguay, tres de ellos son de los guaraníes y no han dejado su lengua. Paraguay es un país bilingüe y ha permanecido esa lengua viva actualmente y es lengua oficial también. Nada más. Gracias, de nuevo, Rei, por esta fructífera jornada y por esta hermosa oportunidad de compartir. >> Rei Berroa: Gracias, Lourdes. ¿Alguien más quiere continuar en esa -- ¿Miguel? >> Miguel Albero: Bueno, yo por introducir un elemento de discordia, diría que lo que está [inaudible]. Coincido con todo lo -- Con lo que se ha dicho, ¿no? Lo que dice Lourdes. Pero creo que vivimos en un tiempo en el que el poeta ha dejado de tener un papel en la sociedad que antes tenía. El Poeta con mayúscula ha desaparecido y la sociedad, igual que no le presta a sus escritores, en general, la importancia de antes, no le presta a los poetas la importancia de antes. Si la poesía es, digamos, la esencia de la literatura, el poeta ha quedado relegado al margen, ¿no? Bastaría con ver la -- Lo que dice Wikipedia de los personajes relevantes de los últimos 50 años y lo que dice de los anteriores. En los nacidos en 1800 vamos a encontrar muchos poetas y muchos artistas y muchos músicos y muchos pintores y en los nacidos a partir de 1950, vamos a encontrar otro tipo de categorías. Y esto, aunque sea una obviedad, pues es un poco refleja lo que la sociedad pone en valor a sus poetas, ¿no? Yo creo que la palabra, desgraciadamente, ha cedido mucho terreno a la imagen y esta idea que decía [inaudible] de que la cultura occidental es libresca y autorreferencial, y eso ha dejado de serlo. Yo coincido con ella, ¿no? De que pensar que esto lo decía [inaudible] antes de que existiera internet, ¿no? Y desde entonces, yo creo que eso no ha hecho sino que exacerbarse. >> Rei Berroa: Y sin embargo, Miguel, la -- El ser humano nunca había producido tanto texto como en estos últimos años, precisamente porque el Internet nos ha abierto la posibilidad de estar casi constantemente preocupados por estar conectados. Pero conectados de una manera a la que no estábamos nosotros acostumbrados y que sigue siendo una conexión incómoda todavía. Yo le llevé a mis estudiantes el otro día -- Ana, mi compañera, está haciendo su tesis de doctorado sobre el libro Cantigas de Santa María, y decidimos invertir en la compra de un facsímil del manuscrito de Toledo. Y decidí, sin decirle nada a mi mujer, porque si -- Obviamente si le pido permiso no me lo da, decidí tomar ese libro y llevarlo a la clase y enseñarle a los estudiantes ese texto absolutamente increíble que son las miniaturas iluminadas del -- Y yo podía ver a los estudiantes antes, pero con los ojos, como con los ojos que les abrían los ojos al -- Y trataban y querían tocar el texto como una forma de, qué se yo, que si tocaban eso, tocaban el tiempo, que es realmente lo que en cierta manera hemos perdido. Y lo hemos perdido también por la pandemia. Pero esa conexión que tenemos con este aparatito con el cual ya hacemos absolutamente todo, que es el teléfono, hasta cierto punto nos ha desligado de esa otra posibilidad del texto, del texto escrito, del tocar el libro, del oler el papel, etcétera. ¿Quién había levantado -- Sí, Bea y después Taty, que quería participar con el número tres. Ok, Liria, sí. >> Beatriz Pérez Pereda: Ok. Sí, hola. Bueno, acerca de la pregunta dos, mientras escuchaba acerca de ella es que sí hay diferencias, ¿no? Ser un poeta, por ejemplo, en mi caso, en Villahermosa, Tabasco, en México, que ser un poeta en otro lugar del mundo, ¿no? Creo que hay dos momentos. Uno. Digo, la poesía es tan generosa que uno para escribirla, para tener como esa conexión, ese momento íntimo de escribir, lo puede hacer desde cualquier lugar y básicamente con el mínimo de recursos, ¿no? Una hoja, un lápiz o si hay máquina de escribir, o si hay una computadora. Es decir, en ese primer momento sí hay como mucha similitud o paridad, ¿no? Con pocos recursos, uno puede acercarse de escribir el poema. Creo que las diferencias vienen después, ¿no? Para publicar, para difundir la obra, quizá no todos los poetas en el mundo estamos parados sobre el mismo escalón, ¿no? Y ahí si hay factores que intervienen como el género, como la situación económica, el país donde se venda, tal vez es un hablante o escribiente en lenguas originarias. Incluso si se es un poeta con una capacidad diferente, ¿no? Entonces creo que a pesar que el internet ha democratizado las formas de difusión de la poesía, todavía hay poetas o sectores de poetas que viven en condiciones muy específicas, que incluso acceder al internet es complicado. Entonces, creo que hay estos dos momentos. Creo que al momento de escribir el poema, esa comunión íntima, creo que ahí sí estamos más o menos todos en el mismo escalón, pero para difundir la obra, creo que ahí sí hay muchas diferencias que empiezan desde donde vinimos o donde nacimos. Gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias. En el orden que han ido apareciendo, Taty, Liria y Rolando. Taty. >> Taty Hernández: Sí, gracias. Voy a hacer un poco de referencia al comentario de Miguel, Miguel Albero, el de España, cuando él habla de que el [inaudible] de los últimos tiempos, la poesía, los poetas han ido perdiendo fuerza, yo me pregunto -- Y por eso lo quiero enlazar con el compromiso, por lo menos en el caso mío que he asumido como poeta, de llegar, de expresar mis sentimientos, vivencias, porque no nos podemos abstraer de la realidad y el poeta no se puede abstraer de la realidad, uno asume un compromiso. Yo no busco trascendencia para llegar a la prensa y que mi nombre se tome en cuenta. ¿Dónde llega mi satisfacción? Cuando yo llego a la gente, a la gente común, a la gente corriente, a la gente joven. En los últimos años, he tenido la oportunidad de trabajar con grupos tanto de jóvenes como de adultos y he estado practicando lo que es la poesía terapéutica. He trabajado y me siento comprometida en eso y he visto expresiones, he visto gente que llora cuando expresa o cuando se le despierta un recuerdo a través de la creación de un poema, o de un joven que viene y me dice en inglés I'm never thought that I could write a poem. Yo nunca pensé que podría escribir un poema dice este muchacho y empieza a llamar al abuelo, a la tía, a leerle los poemas. Entonces hay un compromiso. Hay un compromiso y en el caso mío, yo siento que mi compromiso primordial como mujer es llegar a los que me rodean, es tocar a los que me rodean. No me interesa ir más allá. Si un día salgo -- Un día me invitaron a un evento y yo llegué, pero yo no sé porque yo estoy aquí porque yo no representaba a ninguna institución. Era la única persona que está en esa -- En eso del Centro León, celebrando un aniversario, y era la única persona en el grupo que habían invitado a evaluar [inaudible] que no representaba a ninguna institución. Pero, ¿qué? Toqué corazones. He tocado corazones. Reconoce el trabajo que hemos hecho ya por casi 20 años y los resultados de nuestro trabajo a nivel de las jóvenes, de llegar a la gente, entonces hay un compromiso. Yo me siento comprometida. >> Rei Berroa: ¿Liria? >> Liria Evangelista: Yo estaba pensando en qué conlleva ser un poeta en nuestros diferentes países, ¿verdad? Y en realidad qué conlleva o conllevaría ser un poeta. Yo no lo puedo asegurar, pero no lo puedo hacer. No lo puedo universalizar, pero recordé que en la Biblia, en la traducción de Valera, Salomón le pide a Dios sabiduría y ciencia, pero hay otra traducción que dice que Salomón le dice a Dios dame un corazón que escuche. Y me parece que se escucha, restituye ese don que nos fue dado, que es la palabra, pero que me parece que es un don amenazado, sino un don exterminado en muchas partes. Y no me refiero a la cultura visual, me refiero a la pérdida de la experiencia con la palabra, ¿no? Yo creo que todas las palabras que circulan no son palabras, muchas -- Estamos inmersos en el ruido y me parece que el corazón que escucha es aquel que restituye la espera, que restituye la experiencia, ¿no? Y la experiencia con la palabra. Y me parece que, además, a mí me gustó decir en uno de mis libros que el lenguaje es mi casa embrujada o Diana Bellessi diría que la poesía es esa pequeña voz del mundo. Y, ¿qué habla en esta casa embrujada? Que es la revelación, la epifanía. La epifanía viene fantasma, ¿verdad? Y la palabra conlleva los fantasmas del pasado, los fantasmas de la propia lengua, ¿no? Esa pequeña voz del mundo que se hace en los pagos de la lengua dice Diana Bellessi también. A mí me gusta mucho eso, los pagos de la lengua de cada uno en nuestra comunidad, esa lengua viviente que tenemos y en la lengua viviente, de ese corazón que escucha y escucha el dolor de los otros, mira el rostro de los otros. De algún modo, en su [inaudible], en su artesanía, da cuenta de las dolencias, da cuenta del horror, del dolor, del sentido y del sinsentido, ¿no? Y me parece que no hay nada más comunitario que la palabra poética, porque la palabra poética guarda en sí la memoria de la comunidad nuestra y de todos, ¿no? Eso era lo que yo estaba reflexionando mientras los he escuchado. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Liria. Rolando, luego Aleyda y luego Kianny. Y después Daisy. >> Rolando Kattan: Era -- Jean Paul Sartre decía que el hombre se define por una ignorancia original y que luego, en función de esa ignorancia, el hombre define lo que es él y lo que busca. Definir el hombre, son temas de la ética, ¿no? La ética termina siendo la base de una sociedad para después crear sus sistemas de la polis, como diría Aristóteles. La poesía siempre ha sido un gusto, esa frase es la pequeña voz del tiempo de los pueblos y está vigente siempre. Está tan vigente que no hemos terminado de leer a Homero. Todavía, digamos, La Ilíada tiene una vigencia extraordinaria y déjame pensar en el capítulo seis cuando Héctor le presenta los dioses a su hijo y le dice yo quiero que regreses, mi infante, mejor que yo de la batalla. En este momento cambia al oscurantismo de Grecia y dice -- Y crean los caminos para el renacimiento griego y de la escuela cuando ya no era sabio el viejo, sino el nuevo. Y eso hace la poesía siempre. Terminaremos en algún momento de la historia de leer La Ilíada y terminaremos en algún momento de leer a Dante -- -- y empezaremos, tal vez, a tratar de terminar de descifrar a Vallejo y -- Etcétera. Y la poesía, al final, es ese corazón sagrado del mundo. Y luego están nuestros pecados capitales. Nuestro -- Nuestro lado humano fuera del corazón sagrado en dónde queremos ver los titulares, en dónde queremos ver que todo el mundo lo lea, la poesía siempre va a ser elitista, pero siempre le va a llegar a estas personas que después estén haciendo los trabajos éticos del mundo y que después esos trabajos éticos van a terminar en cambiar el mundo. Hoy podemos atestiguar, digamos, la fuerza de un sentimiento por ejemplo para hablar de los temas de inclusión de género, de paridad, de igualdad, ¿cuánto ha tenido que ver la poesía o el lenguaje poético en el entendimiento de esas definiciones éticas y decir somos iguales, o somos libres, o somos seres que amamos, o el amor es importante? Mis preocupaciones vienen en el sentido que la humanidad puede ir perdiendo su esencia humana y dejarse llevar en esta sociedad líquida, que también expone Bauman, y perder, digamos, la conciencia de la sabiduría por el dato, también es un tema harto estudiado de cómo el estar todo al alcance de la mano pareciera que estamos perdiendo aquello que nos humanizaba, pero el mundo se encarga de generar las crisis y de generar los tiempos en los que uno vuelva a las humanidades. [Inaudible] de definirse esta pandemia, ha podido ser soportable porque hemos podido volver a las artes en general. No es un territorio exclusivo de la poesía para poder entendernos. Imagínate lo cerca que estábamos que el coronavirus era -- Es saliva, son gotas de saliva que nos hemos compartido en todas las maneras, como que si nos dimos un gran beso toda la humanidad, un gran beso de la muerte. Pero así de cerca estamos. Así de cerca somos lo mismo. Si a mi hace dos años me hubiesen dicho lo rápido que llegaba una gotita de saliva de alguien en Wuhan a mi boca o a la boca de mi vecino que se infectó o que estuve y estoy seguro que todos ya hemos tenido esa gotita de saliva sumamente cerca, yo no le hubiese creído. No creía que hubiese bastado [inaudible]. Y todas esas revelaciones formarán después un nuevo hombre, una nueva definición y la poesía pondrá sus papeles al respecto, como los pondrá también la filosofía, como los pondrá también el cine, como los pondrá también la pintura. Pero -- Pero está -- Y recomendar, tal vez, este trabajo antológico maravilloso de la utilidad de lo inútil que hizo Ordine, y en donde aborda precisamente esos temas. Recordemos que la humanidad pasó del Homo Habilis al Homo Sapiens, pero no todos se hicieron Sapiens. Estamos en una sociedad todavía de Habilis. El 98% de la gente está preocupada por saber hacer algo y entrar en el flujo del mercado, pero hay un 2% que están satisfechos con alejarse del mercado y ser el Sapiens. Y ser quien puede dar desde un fósforo, desde un gran reflector, dependiendo de su obra y la trascendencia que el tiempo le dé una luz al camino. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Rolando. Aleyda. >> Aleyda Quevedo Rojas: Sí, bueno, estaba pensando que, a propósito de tu pregunta, y creo que viviendo esta experiencia, este mismo momento, pensaba que cuando leemos poemas en voz alta, definitivamente dejamos de ser extraños y creo que ese aire de palabras nos sostiene y nos cobija y creo que en este tiempo de duelos, de incertidumbre, de ir hacia el despeñadero, pudimos experimentar todos, de una manera u otra, no solamente los que amamos la escritura, la poesía, los libros, la experiencia de la lectura, pudimos experimentar que la poesía es una especie de gran manto, de gran caricia, un refugio que nos contuvo en todo momento. Nosotros creamos justamente en el -- Los primeros meses de la anemia un proyecto editorial que denominamos Alfabeto del mundo en homenaje al libro del gran poeta y ensayista venezolano Eugenio Montejo. Y puedo dar fe y testificar que, al romper con todo ese circuito que te imponen las grandes editoriales, que te impone el mercado, digo al romper, porque gracias a la generosidad de los poetas que cedieron sus derechos, pudimos construir un catálogo que al momento tiene 31 libros de poesía y desde dos páginas web, entregando mucho amor y mucha paciencia, desde dos editoriales independientes, Ediciones de la línea imaginaria y La castalia, pudimos construir este catálogo digo y empezamos a hacer galas y transmisiones en vivo y empezamos a hacer una curaduría realmente abierta, plural, libre. Una curaduría que reúne 31 voces de poetas y te puedo, y les puedo contar que durante 11 meses exactamente que tenemos al aire este proyecto, digo en el mar de la virtualidad, los libros colgados, hemos registrado casi 28,000 descargas de estos libros y estamos muy contentos con la experiencia que hemos ido tejiendo, de estos vasos comunicantes, este este tejido que ha sido maravilloso. Yo creo la única ventaja, quizá, que nos ha dado esta pandemia, que además no solamente fue la crisis sanitaria mundial, sino que reveló otras cosas, ¿no? Reveló toda esta destrucción y este atentado contra la naturaleza, contra los animales. Esta terrible agresión que el sistema ha hecho y que se ha evidenciado que el capitalismo está en una debacle tremenda y justamente creo que eso fue lo que hicimos con la poesía, ¿no? Acompañar a la gente en este momento en el que cada uno estaba vendiendo sus propios duelos, en el que cada país de América Latina, del Caribe, estaba soportando en distintas intensidades la pandemia y los muertos de la pandemia, la desidia de los gobiernos, en fin. Y creo que la poesía y las artes, en general, fueron sin duda ese refugio, ¿no? Y ese polo a tierra. Cuando miraba la pregunta, que Rei nos había planteado esta pregunta dos, había citado una cosa que me parece esencial que la escribió, la reveló en una entrevista para El País de España el gran escritor Mircea Cartarescu. Y bueno, Cartarescu dice que en nuestro mundo hedonista, consumista y mediático, es el que al producir una civilización sin cultura, una cultura sin arte, un arte sin literatura y una literatura sin poesía, pero que contra viento y marea, la poesía sigue colándose por todas las rendijas. Y creo que eso es lo que hay que rescatar. La verdadera poesía y quizá los poetas en sí mismos con toda su figura y su deseo de reconocimiento, de premios, de viajes, de publicaciones, de libros no sea tan válido este momento. Yo quiero rescatar, sí, a la poesía como esa -- Como esa gran fuente, primero, de acceso al conocimiento, como esa religión que se aspira en el perfume de la soledad, como nos hablaba Baudelaire, como esa especie de manto que definitivamente nos sigue hermanando, ¿no? Ahora dejamos de ser extraños. Muchos no nos conocíamos en este momento y yo creo que es ese aliento vital de la poesía es el que nos debe motivar, quizá hacia intentar cambiar el espacio donde estamos, ¿no? Por algo mejor. A mí la poesía en este tiempo de pandemia, como hace -- No sé, más de 40 años cuando empecé a escribir a los trece años, lo que me ha dado siempre es definitivamente salud. Y bueno, ese es el mayor testimonio. >> Rei Berroa: Ya. Ya. Gracias, Aleyda. Y gracias por traer al poeta de Las flores del bien -- -- a quien estamos -- De hecho, la antología de este año va a estar dedicada a Baudelaire porque es su -- -- su segundo centenario y yo decidí, así como hace un par de años se la dedicamos a Whitman, la antología -- Normalmente, la antología de festival yo se la dedico a uno, dos o tres poetas cuya efeméride celebramos y que pienso yo que son poetas -- Y este poeta, en particular, creo que viene muy bien para este momento en particular. Vamos a darle la voz a Daisy y con Daisy vamos a cerrar para continuar las lecturas. >> Daisy Zamora: Bueno, después de la intervenciones de Liria y de Aleyda, no quiero ser reiterativa, pero si estoy de acuerdo con ellas en que la palabra, la poesía, y bueno y también con lo que dijo Lourdes antes, es eterna y además es la palabra poética es la más comunicativa. Y lo tenemos desde las culturas ancestrales, ¿no? Porque también en la en las antiguas culturas mayas, la creación del mundo se da también por la palabra cuando Tepeu y Gucumatz crean el mundo. Y en las -- En todas las culturas mesoamericanas, ¿verdad? En los antiguos nahuatl, para ellos la poesía era el diálogo con la divinidad o con el espiritual, el diálogo con la comunidad y el diálogo con el -- Con uno mismo, con una misma, con el propio corazón. Eso no ha cambiado. Cambian los tiempos, cambian las circunstancias y sí, estamos viviendo, como dijo Miguel, una época en que no estamos en Wikipedia con la abundancia de siglos anteriores pero la palabra sigue teniendo vigencia. Y mientras haya seres humanos, que no hombres, sino seres humanos, vamos a -- La poesía va a seguir viva. Una cosa importante, sí, que nos enseñó la pandemia es que apenas desaparecimos, toda la naturaleza se tomó el mundo. Entonces habían cabras corriendo en unos pueblos de Inglaterra y leones en campos de golf y elefantes caminando en las carreteras. Es decir, nos dimos cuenta que el día que desaparezcamos como especie -- -- desaparece la palabra también y no hay -- Y el mundo -- -- se toma todo, ¿verdad? La ciudades, yo veía esos videos, ¿no? En Venecia, como volvieron los peces, las medusas, es decir como la vida se tomó todo lo que nosotros acaparamos como especie. Eso también es una lección que para mí fue importante de la de la pandemia, pues, de esta pandemia. Entonces, bueno, esas eran mis ideas que yo quería plantear. >> Rei Berroa: Muchas gracias. Muchas gracias. Y voy a cerrar con una anécdota antes entrar, para que ustedes vean que esto sigue -- Que esto sigue vivito y coleando, ¿me entienden? Es maravilloso ver a las cabras regresar a los pueblos. Los peces que regresan a Venecia. Esa fue una experiencia poética extraordinaria, cuando tú te enteras que nosotros somos los culpables de que -- De que la naturaleza no esté con nosotros. Estábamos leyendo en el festival de Medellín. Yo sé que muchos de ustedes han estado allí y la experiencia es increíble. Al lado mío, yo tenía a la poeta Natalie Andal, a quién yo precisamente había recomendado que la invitaran y en medio de unas lecturas, no sé si ustedes recuerdan en el cerro donde se hace la lectura siempre llueve cuando se está leyendo. Y en el mismo medio, empieza a llover, pero a llover torrencialmente. Nadie, había unas 8,000 personas en esas graderías, los poetas estábamos bajo techo pero las graderías estaban completamente abiertas. La gente simplemente abre sus paraguas y se queda en su sitio con el agua metiéndosele completamente por todas partes del cuerpo. Y está poeta y un poeta sueco que estaban al lado mío, sobre todo el poeta sueco empezó a llorar. Se le saltaron las lágrimas y me dice, ¿pero cómo puede pasar esto si se están mojando? Eso sería imposible. Digo, bueno, si quieres vamos a preguntarles a algunos de estos jóvenes cuando terminemos la lectura. Y, efectivamente, cuando terminó todo, fuimos y le preguntamos a una chica que tendría 17, 18 años. Oye, le digo yo, este poeta está tremendamente emocionado de que la lluvia que ha caído torrencial, ustedes la hayan sufrido llenando sus sonidos de las palabras de los poetas y él no puede entender por qué nadie salió corriendo a buscar refugio. Y la chica se queda mirando y nos dice hemos pasado todo el año esperando por este momento y no vamos a permitir que nada ni nadie nos quite esta oportunidad. Esa es la experiencia de la poesía que ha multiplicado, que se ha multiplicado en la multitud de festivales que seguimos celebrando por la tierra. Y continuamos con nuestras lecturas. Regresamos a la segunda ronda. Les voy a rogar -- Les voy a rogar que no se pasen del tiempo, ¿ok? Es decir, que se queden con los tres minutos por persona para que -- Para que podamos leer todos y no quiero interrumpir sus lecturas, pero hagan ustedes el esfuerzo, ¿ok? Muchas gracias. Miguel. >> Miguel Albero: Para cumplir con el mandato, este es un libro que se llama Efímera. Así que necesariamente será breve. Se llama efímera y son dos poemas de este libro en torno a lo efímero. El primero es [inaudible] y empieza con un haiku de Matsuo Basho que dice quiere asirla, dice que no. La escarcha. La nieve, sí. Al menos ella consciente bolas, generosa. Tolera agarrarla, empuñarla incluso, erigir muñecos condenados y ponerles la nariz y la bufanda. La escarcha no. Ella no permite ni un abrazo, esquiva. Posada pero sin estar. Etérea, inconsistente y superficial, inasible y leve, fútil y huidiza. No me toques. Te vi orgullosa de mi [inaudible] callada. No intentes aprehenderme con tu mano. No quieras descubrir, imbécil, en ese acercarte interesado, en esa curiosidad, ahora sí, insana lo huidizo que en ti habita y te corroe. Tu nada en mi nada. Y el segundo se llama Instrucciones para fabricar un arcoiris. Construyes un arco de entrada de urbanización de fuste, la puerta de la feria, el umbral del circo, Residencial El remanso, hermanos Tonetti, condominios Prado Parque, una nueva aproximación al lujo que solo usted y nadie más, créame, se merece. Ténsese el arco cuál si fuera el de las flechas. Ubíquese sobre algo que merezca llamarse un marco incomparable, así la estrella sobre el Belén. Una montaña muy verde, unas muy verdes colinas con vacas pintadas. ¿Por qué no un volcán con forma de cono? La nieve en la cima puede ayudar a crear la atmósfera de postal que perseguimos, esa estética de calendario con meses [inaudible]. Divides el arco en franjas iguales, equidistantes, calles de una pista de atletismo, autopista de peaje con muchos carriles, [inaudible] sin coches ni accidentes. Pentagrama curvo sin corcheas con cola. Cómprese una caja de lapiceros alpino, de los de antes, no es preciso sacarles punta porque punta ya tienen. Extraigase con [inaudible] lapiceros de la caja para liberarlos de su yugo. Rellénese cada calle de un color, en el preciso orden que marca la tradición. Ni uno más, ni por supuesto, ni uno menos. Con trazo seguro, repetirlo, evitando invadir la calle contigua, tratando de repartir el color por igual en cada tramo. No hay que asustarse si los colores no aparecen. Termínese la tarea con esmero y paciencia. Utilícese esa misma paciencia para esperar, primero la salida del sol, recio y todopoderoso; más tarde, la de las nubes [inaudible] es el objetivo que nos vemos obligados a emplear aunque nos duela. Habrá un momento, un instante fugaz cuando las nubes ya hayan empezado muy profesionales a cumplir con su deber y el sol no esté aún tapado hasta en sus vergüenzas, aún no cubierto sin poder brillar ni en mediodía. Fíjese la vista, entonces, que el volcán nevado. Concéntrese todas las facultades en ese instante, porque entonces y solo entonces, en su entorno surgirá solemne un arco de entrada de urbanización de lujo. Y entonces y solo entonces, en su interior brillante, rotará una panoplia de colores, algo que alguien muy cursi vino a llamar arcoiris para darle un nombre a tanta emoción, para mentar con propiedad semejante sobresalto. Disfrútese en el momento. Será breve. Guarde esos dos lapiceros en la caja, devuélvase el arco al residencial Los laureles y, así no lo extrañen sus ricos propietarios, déjese derretir la nieve del volcán, que al fin y al cabo es primavera. Coméntese con el compañero, subráyese la palabra arcoiris. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Miguel. Kianny. >> Kianny N. Antigua: Este poema se lo quiero dedicar a Daisy Zamora. Mujer, esta casa se quema lento. No importa cuántas páginas corran siniestras, cuántos personajes se me inserten en la psiquis y en la pluma, cuántos mundos las musas me anticipen y universos mis dedos inventen, siempre surgen subyugantes la herencia, la polis, que el niño, que cuando el otro, que el polvo, los calderos, el trapo, el marido, cama, desgane. Las arrugas en las caras, en las camisas, las citas, citas. A pesar del ruido, si no escribiera el vacío, perdería el retorno. En mi garganta morirían las semillas. Pero no importa cuán poeta sea, el lecho de mis uñas sigue oliendo, siempre termina oliendo a ajo majado y a cebollas. No importa cuánta bencina rocíe, esta casa se quema lento, muy lento. Y este poema es para el resto de nosotres. Sin título. Dormido hasta el polvo quedó el día tras la llegada irrevocable del sueño. Allí las manos fueron cerraduras, los dientes mordieron sus lenguas, negros, carcomidos y groseros como muerte. Pubis con pus y flagelados miembros fueron los géneros. La columna sintió la ruptura de Eva y el tiempo le dio de comer a las lombrices. Gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Kianny. Renata. >> Renata Bomfim: A las mujeres de este nuevo mundo, retenía a la serpiente o la nueva Génesis. El mundo, templo, claustro, sepulcro, espacio vacío inservible esteriliza por el [inaudible] el absurdo. Veo mis mejillas reflejadas en el espejo de un lago, [inaudible] demonios, succubus, inventores de sortilegios, [inaudible]. Deseo, sangre, hummus, encantamiento general. Alfa, omega, llegadas, despedidas, la integridad, la escencia. Todo lo hiciste. Benditas tinieblas, benditas. Materia oscura femenina que completa el universo. Mi cuerpo, amigo de la luna, forjó un nuevo origen. Imaginó nuevas formas, colores, sonidos, entonó palabreos. Pidió a la serpiente que protegiera a Caín del tropiezo. Tornó ser motivo de gloria. Líbrenos, señora, de la luz que ciega y separa por color, sexo, raza, de la luz productora de prostitutas, santas, monjas, hadas, madre de las artes repentinas del placer y de la epifanía [inaudible]. Protege en tu útero suave las tejedoras, soñadoras, vírgenes, intactas. Penélope, Medea, Salomé, Cleopatra, Corbela y Renata. La nueva Eva, desbocada y loca, trae el cielo de la boca y la miel, el fiel, el canto que resucita, el viejo que embriaga, el hechizo que paraliza y el veneno que mata. Trae en lo insondable, cueva cálida y húmeda, lo inefable, la pequeña muerte, la vida transfigurada. Estoy aquí, mujer, y [inaudible] exijo lo que por deseo me corresponde. Este y aquel, el hombre, el niño, la mujer, el animal, la planta, el bosque, la piedra, el aire, el agua, el espíritu, desprotegidos e indigentes, necesito repoblar el mundo, nombrar todo de nuevo es para ellos la misión indispensable de seducirse a sí mismo. Muchas gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Renata. Annita. > Annita Costa Malufe: Hola. Pienso que, al contrario, voy a leer primeramente en español y después en portugués, esta vez. Un último poema y este fue traducido, traducido por Agustín -- No Agustín [inaudible], pero un otro Agustín. Agustín Aristegui, un poeta, escritor Argentino. Ok. Quería despedirme una última vez, como si me despidiese por otra persona que siempre se despide en mi sueño, incluso cuando la noche es fría, incluso con las ventanas abiertas y una luna cavando el cielo y una chispa -- Y una chispa. Incluso cuando no estoy, hay esta persona que se despide, que saluda. La persona que saluda y alarga los pasos, alarga la voz pegada en pasos, sin sonido. Quería despedirme en la voz de esta persona. Ya no tuve tiempo, no tuve tiempo de explicar, pero por mi pasan carretas, países extranjeros; pasan ríos, acantilados; pasan cruzamientos de sal, altos ríos de [inaudible]. Me despido una última vez, esta luna cavando el cielo. Los pasos sin sonido, solo una chispa, un flash, alguien que fotografía, alguien que saluda y alarga los pasos, alarga la voz quedándose un poco más, la voz pegada en los pasos. No tuve tiempo, no tuve la voz, ni lo que saluda y se pega por un corto instante, el instante de un flash, incluso creyendo que se prolonga y se queda, rellenando el espacio entre lo que se queda y aquello que se va. [ Foreign language ] Gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias. Muchas gracias, Annita. Lourdes. >> Lourdes Espínola: Sí. Del poemario Ink of the femme, Tinta de mujer, Vamos a tratar. Vamos a tratar de engañarle a la vida. Tal vez ni se dé cuenta porque es de noche y hace frío y la muerte también está ocupada en otra parte. Tal vez logremos escondiéndonos, la luna tiene nubes y silencios la cubren. Fingiremos que realmente no importa que estemos por primera vez a solas con el cuerpo extendido en este perfecto enjambre como una sola trampa que espera desde siglos. De Womanhood and other misfortunes, Nacer mujer poeta. La alternativa, saltar del balcón, despedazarme. Faldas, abanico, hilo, aguja, me desnudo y revelo. Basta de mirar la vida desde este balcón. Cárcel semicircular, tímpano sordo, sorda, boca, grito y digo del solitario oficio de escribir. Manuscrito de internas visiones, espejos de mujer abriéndose, nazco rompiendo venenosos manantiales. Del libro Desnuda en la palabra. La poesía está hecha de pan. Dura por fuera, pero para quién escarba, en secreto es tibia y blanca. El poeta se pone en la boca las palabras y son redondas migas húmedas, se van deshaciendo las vocales. Y cosquillean como cáscara las comas. El poeta es el pan en la palabra y lentamente, como los dioses, se come a sí mismo. El último, del mismo libro Desnuda en la palabra, de Ediciones Torremozas de Madrid. Esa ciudad que había construido, ese fuerte amurallado en horas, de esa casi derrota victoriosa. Voy regresando aquí desde mi misma y también desde ti. Desato las sandalias. Hay una belleza en estar sola, una pureza en dar la espalda, en salir descalza y sin ruido, en dejar huellas calientes y desnudas. Gracias. >> Rei Berroa: Gracias, Lourdes, Liria. >> Liria Evangelista: Bien. El 2021 nos arrancó a dos inmensas poetas Argentina, la hermosa y generosa Mariela Laudecina, y a una maestra, Tamara Kamenszain. Entonces va para ellas esta lectura breve. Sobre la materia del mundo, el combate de su lengua con la mía, ahora torpe balbucear. A cada uno se le dará una lengua, ¿una sola? Oh, esta profunda nostalgia de nosotros. La carne, un hálito. Nadie habita el terror sin estruendo. Hablar y callar. ¿Cesó entonces el combate? ¿Será esto el triunfo de la muerte? El corazón exhausto, la palabra que se resiste loca a su decir. Déjame, me dice, quiero el silencio de este hueco. Aquí solo sopla un viento helado. Cómo te quise alguna vez, me dice. Yo era uno de tus dones. Era el esplendor del pensamiento, el pliegue tierno. Yo fui tu experiencia incandescente. Ahora, déjame. Me rehúso a nombrar. No encuentro mi sonido, el delicado soplo del escrito. Te lo ruego. De rodillas ante mí, la palabra me besa las manos. Seré hormiga, araña, hueso, tierra. Ya no serás mi hija. No seré tu madre, lengua. Duermo mi pasado. Tengo sed de todo lo que fui y, sin embargo, me dice, nada encuentro. No podrás arrancarme de mi noche con mi piedra apestada, muda, casi muerta. Ahora, basta. Y por último, uno muy breve. Cuánto muda en dulzura el tiempo detenido. Es tu escaso don, oh, peste mía, sobre el mundo tu aire. Tempestad muda. Serás viento de todas las cosas que han sido. Gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Liria. Continuamos con Taty. >> Taty Hernández: Y yo continúo con un poema para todas las mujeres que estamos aquí y para las de las mujeres de los hombres que nos acompañan. Mujeres pájaro. Nos conjuga el eterno devenir de los segundos, confinadas, rememorando otras huellas, buscando las sendas de las que cogen y vuelan, de las que vendrán. Mujeres pájaro, no hay motores en nuestras salas, solo voz en nuestras plumas, voces de los inicios, voces de arena, voces de ríos que perecen en el mar. Nuestras manos, esculpen quehaceres de puertas cerradas, de puertas nunca cerradas. Nuestros vientres enjaulan semillas fabricantes de caminos. No abundan los relojes, ni las campanas, ni los rieles, tan solo el vacío del tornado en el desierto. No hay de refuegos de las balas al acecho ni facultos caminantes en los senderos. Tan solo tu yo y mi yo, nuestro yo vigilantes. Este va para Rei, para Mateo, para Kianny, para mí y todos aquellos que hemos respirado la poesía de la zona Colonial en la calle El Conde, se titula Está sola la calle y dice así. Está sola la calle. Busco la multitud y no siento los ágiles, débiles pasos en los adoquines. Camino y veo. Allí se arrastra el hombre con los pies en las manos. Acá gime el que me pide un peso. Allá, la mujer borracha sonríe como idiota entre [inaudible] por este sueño. Más lejana, la catedral, insensible a las voces que me atormentan, está sola la calle. Las palomas aguardan las nueve para alzarse en vuelo y el aroma de otro poema sale de la cafetera. Y termino con un poema para Annita, mi amiga haitiana que vive en la -- Anda en las calles de mi pueblo, de Jarabacoa, vendiendo maní. Es muy breve y con él cierro mi lectura de esta tarde. Dice así. Anette [phonetic], en la nocturnidad de tu cuerpo, lianas mojadas cargan un sueño de manís. Voraz incertidumbre absorbe tu existencia. Muchas gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Taty. Rolando. >> Rolando Kattan: Las leyes de Mendel. No gozaré según las leyes de Mendel de esas salud espigada que alcanzan con la vejez los músicos austriacos. La enfermedad es un vestigio del amor. Un movimiento lento en la remota sinfonía de mi origen. El gran viaje, como precisaba mi madre. Un naufragio es seguro, me decía. Carga contigo siempre el horizonte. Las tareas pendientes de la rueda. La compañía Goodyear trabaja un prototipo de neumático inducido por inteligencia artificial que es capaz de sentir y transformarse. El invento podrá rodar la lágrima como un almiar en medio de la siembra, pero no puede mover las montañas, o un deseo encallado en un Monet. A quiénes escribieron en el mármol, no hay que inventar la rueda. Este poema les habla. Ella sigue en la mesa del poeta y un día rodará en el óleo la esperanza. Y para finalizar, Aquellas pertenencias de mi abuelo. La cobriza cigarrera aparece en su bolsillo, sin importar el año la guayabera. Ahora es cofre de finas memorias, como sus cigarrillos, apiladas. De dientes en la pipa de mi abuelo surgen teclas de un piano imaginado y cae la lluvia cuando, con su armónica, alguien imita el canto de un jilguero. Así mi abuelo sigue entre nosotros. Teosóficas reveladas por el óxido. Una lengua en el uso de las cosas, en el tiempo en que todo es descartable. Cuando mi osambre se vuelva memoria, ¿en dónde buscarán que la contengan? Al aire volará este abecedario. Gracias. >> Rei Berroa: Maravilla. Gracias, Rolando. Mateo. >> Mateo Morrison: Bueno, en esta lectura voy a decir tres poemas breves del libro A propósito de las sombras. El primero. ¿Cómo sería el amor en la Edad Media? El silencio acogería cada una de las partes del cuerpo. Una campana anunciaría el final del ayuno de la carne, estallarán los coros erotizados por todas las iglesias y se consumará el amor. Cuando [inaudible] tenga un monasterio y una ermita, millones de campesinos moverán su cintura a través de los bosques, bendecidos por tanta solemnidad. Vivirá dos ánimas en suspiros que competirán por las campanas y se confundirán en un himno donde el cuerpo y el alma serán la misma cosa. El segundo poema, número 14. Decidido a nombrar cada momento transcurrido, me he perdido en palabras. Este lenguaje no basta para tantas cosas sucedidas. Ensayo otra forma de comunicación más inmediata, pero fracaso en el intento. Derrotado vuelvo a la misma palabra que creía olvidada. Trato de llenarla de un sentido que niegue el conjunto de errores cometidos en este caminar sin brújula visible, guiado por el bullicio que invento cada instante para dar algunas señales de que aún vivo. Y para terminar, el 16. Mi vientre adolorido y sangrante ya no soporta más esta ausencia de flores. ¿Dónde está el jardín que debió acompañarme? ¿Dónde el guayabo [inaudible] del patio de mi casa? Este sangrado permanente, a orillas del pavimento, nunca lo habría imaginado. Una distante, casi imperceptible voz anuncia la localización de la herida. Respirar mirando las paredes del hospital, me podría llevar de nuevo hacia un lugar donde se cultiven las semillas de una vida capaz de renacer. Gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Mateo. Enrique. >> Enrique Noriega: Voy a empezar con un breve poema titulado Las noches de Paco Rabanne. Paco Rabanne es un perfume. De Paco Rabbane me vaporizaste la almohada y mis sueños tuvieron mientras que el aroma duró algo de ti o de Paco Rabanne. Luego yo te pedí más Paco Rabanne y tú no lo pensaste dos veces. Te quedaste la vida a vaporizarme con tu Paco Rabanne. El siguiente se titula El silencio en el cuerpo que se cansa. Con el tiempo, el silencio, por demás inasible, hace que algo como una sombra empuje al cuerpo que se cansa. En algún lugar, discreta muere el ave. De la rama, el fruto se desprende. Algo cede obligado. Algo obliga. Algo como sombra sumisa empuja y uno cae al [inaudible], en todo tiempo, en todo lugar. En vano, los discursos, las reflexiones, las buenas intenciones, las fuerzas del silencio operan de una hacia otra intensidad. Ni el gorrión ni la naranja se oponen. Este no tiene título. Era zapatero remendón, joven, con pocos dientes, de esos que mitigan la miseria cantando. Un sábado por la noche, en la euforia de unas copas, cruzó insultos con un agazapado. Sin oír agua viene, recibió una cuchillada, una sola limpia cuchillada en el pecho, justo en el corazón. Estaba tan borracho, tan fuera de sí, que ni tiempo tuvo para saber qué del mal sueño de la vida se largaba. Este tampoco tiene título. En la frase el aire es libre, hay un sentimiento opresivo que vale la pena observar con microscopio, con rigurosa metafísica, con saludable equidad de todo lo cual, a mano, nada tenemos. Y quiero concluir mi lectura, un saludo a todos ustedes, con un breve poema que tampoco tiene título. Las veces que recordar era el irse a cada imagen y querer quedarse en silencio, llamar a gritos lo vivido. Muchas gracias. >> Rei Berroa: Gracias, Enrique. Le seguimos con Beatriz. >> Beatriz Pérez Pereda: Gracias a todos. Para despedirme, de Habitación en sombras, número 15. [Inaudible] me dio una explicación inédita para todo esto. Más allá de la teoría de cuerdas y sus nudos, de coalicionador que busca las invisibles partículas con que Dios está hecho, de la física cuántica y su incertidumbre, su imposibilidad para unir la profunda atracción de los cuerpos y flecha imparable del tiempo, [inaudible] me ha dado una respuesta. Me explica que, como todo lo que toca la luz, existe un universo espejo que en el principio, en el Big Bang, o cualquier nombre que demos a nuestra ignorancia, a nuestra soledad, surgió un mundo como este, pero invertido. El narciso original frente al lago cósmico. Todo esto habla de paciencia, habla con argumentos de paciencia directo a mi ansiedad. No es una solución, es una posibilidad, pero conforta a mi corazón helado. En esa realidad, donde el universo fluye hacia atrás, aún no te conozco y viajo al segurísimo punto donde no eres o eres poco menos que olvido, donde no existes ni en mis presentimientos. Ahí, los efectos suceden antes que las causas y yo te amé desde hace muchos soles y me explico la razón del equivocó antes de conocerte. Recupero la calma, sabiendo que también habito ese universo y que en sueños [inaudible] mi reflejo y atravesé el cristal de plata y que tal vez esa fuerza que no entiendo, que no puedo diseccionar en una ecuación para exhibirla junto a la gravedad con la luz, también influya al moverse en ese cosmos y seas tú quien me ame y yo la que no comprende los cargos del silencio va apretando sobre el cuello del que espera una respuesta, una llamada. Quizás allá tú me estás amando y yo finjo que no porque en dos billones de galaxias me es difícil creer que hay una desde donde yo te escriba con indiferencia. Pero no quiero ser cursi, [inaudible] nunca mencionó esa posibilidad. Gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Bea. Aleyda. >> Aleyda Quevedo Rojas: Me voy a despedir con dos poemas muy breves. Este tiene un epígrafe de Blanca Varela que dice el deseo es algo que se abandona. Deseo. Cuentan que Safo saltó al vacío desde el acantilado de Leucas, mordió los labios y a su respiración, un torrente eléctrico acompañó su cuerpo tibio y desnudo, sin pasiones, piedras o catástrofes, catástrofes de dolor. Ella se zambulló para buscarse en el mar, lejos del fulgor del deseo, muy lejos del lugar del dolor, dulce, amargo, miel, miel agria e indefinible. Y cierro con este. El amor y su exigencia. Esa llama que me quemó, arrastró y hundió. Ni navajas, ni besos, ni cuerpos, ni el aleteo de la fe en forma de religión, ni el palpitante viento con sus dilemas, nada me sostuvo hasta llegar a este momento. Solo tú, poesía, haces que valga la pena seguir a la intemperie de la vida, en el reluciente filo de la navaja. Gracias. >> Rei Berroa: Gracias, Aleyda. Juan Manuel. >> Juan Manuel Rodríguez Tobal: Bueno, yo voy a leeros un poema que se titula la levedad. Es un poema en seis tramos pero son brevísimos. Dice la levedad por no extraviarse, por no extraviar se muere sin huella duradera. No el pájaro, su sombra. No las alas, su espacio. En la luz, la palabra y el silencio. Oír es ser herido por la luz. Hora verde, hora negra, la levedad. Así se mira el aire, pero la levedad mira sin ver. Tienta el lugar en que dejó de verse, en qué admirar su sangre de vino transparencia. También la levedad es la inocencia que precede al aliento de las flores, la música indecisa, la pureza de lo nunca crecido, de lo nacido nunca. Es la voz que dejar sobre los párpados, pero que ojos no tiene, ni figura. Habla siempre en la red, la levedad. Habla desde la lluvia. Desde la sala azul de la amapola, habla desde el pecado del desasimiento. Ligera y más ligera aún para la muerte, la levedad es un arco imposible. Es exordio un silencio que no desciende al nombre del silencio. Espesor del valsado, la levedad. Un beso que no sangra. Muchas gracias. >> Rei Berroa: Muchas gracias, Juan Ma. ¿Aarón? Aarón, ¿estás ahí? >> Dani Thurber: Parece que lo perdimos. >> Rei Berroa: Yeah. Bueno, entonces pasamos a la última lectura, ¿Daisy? >> Daisy Zamora: Bueno, para animar un poco el final voy a leer un poema que les gusta mucho a los chavalos y a las chavalas y se llama Cuentos de hadas. Blancanieves se negó a ser sirvienta de los enanos y no le permitieron entrar en la casita. La Cenicienta demandó por maltrato a su madrastra. Sin escopeta no entro al bosque, dijo Caperucita después que el lobo la siguió por primera vez. Su abuela nunca abría la puerta sin asomarse antes. Piel de asno se atrevió a denunciar el incesto de su padre. La Sirenita no murió de amor. Tampoco se ilusionó con que un príncipe se casaría con ella. Cuando la Bella conoció a la bestia, lo que hizo tal cual era, sin esperar milagros de ninguna clase. Ricitos de oro ni se atrevió a probar la sopa. Los osos se habrían devorado de inmediato. La princesa del guisante no aceptó dormir sobre tantos colchones y les gritó que sí dudaban de su linaje, se fueran todos al infierno. Alicia jamás viajó al país de las maravillas y la bella durmiente se acostó aburrida porque nunca le permitieron hacer lo que quería. Estos son los cuentos, hija mía, la vida se encargará de contártelos. Y, bueno, solo terminó con un arte poética, como Aleyda -- -- que se titula Al pie de la diosa blanca. Es cierto que te he traicionado. Por años te pospuse con argumentos vanos. ¿Cómo desatendí tus llamados? Quise taparme los oídos con la dorada cera de las abejas, pero no era de sirenas o canto. Hasta en sueños me perseguías e hiciste yunque de mi pobre cabeza y yo, necia, me negaba a obedecerte. Pero prevaleciste, oh, diosa, sobre mí y sobre la voluntad de quienes quisieron encadenarme en el antiquísimo rol. Tampoco puede decirse que fui cobarde porque, de algún modo, supe resistir. Te filtrabas, aliento que hinchó el alma. He sobrevivido al menos, diosa, y te hablo vencedora. Soy tuya para siempre. Gracias. >> Rei Berroa: Bueno, hemos llegado al final. Dani, te cedo la palabra. >> Dani Thurber: Gracias, Rei. Gracias a todos. Es un honor compartir con ustedes en este espacio virtual. Yo soy María Daniela Thurber, me dicen Dani. Soy bibliotecaria en la Biblioteca del Congreso. Y sí, simplemente quiero tomar un momento para agradecerle a nuestro maestro Rei, Rei Berroa, por su liderazgo y coordinación de este programa. También al teatro de la luna, a Nookie Walder [phonetic], Mario Marcel, a la casa de la cultura El Salvador, a Marcela Felito, Sofía Estévez y José Mármol. También quiero agradecerle a mi colega de la división de Latinoamérica, el Caribe y Europa, a Liliana López, quien está aquí con nosotros. Hey, Lilo. Gracias por todo. Ella fue nuestra maga del Zoom. Y también a nuestra directora, Suzanne Schadl [phonetic], quien les dio la bienvenida al principio. Y por último, de nuevo gracias. Espero verlos en persona muy pronto y, por favor, les invito a la Biblioteca del Congreso, a la sala de lectura Hispana, aquí los esperamos. De nuevo, muchas gracias. >> Rei Berroa: Esa es una invitación muy peligrosa, Dani, porque yo creo que todo el mundo quiere ir a la biblioteca a ver conferencias. Pero, sí. Lo que yo he estado pensando es que -- -- que en el futuro, los próximos maratones, vamos a ver la manera de que cuando estás pandemias dejen de influir en nuestra manera de movernos, que los poetas que no han tenido la oportunidad de estar aquí y hacer recorrido -- Los recorridos que hacemos para ir a ver, ir a visitar a Poe o hacer un paseo con Walt Whitman por la ciudad, o la visita es uno de los momentos más hermosos del maratón, nuestra visita a la Biblioteca del Congreso, cuando hacemos la lectura y después hacemos un recorrido por las alas, que esto -- Que esto sea posible. Hace un par -- Tres o cuatro años, Aleyda, intentamos ver si si Aleyda se venía aquí con Edwin, pero siempre -- Tenemos el problema de que no tenemos dinero y, claro, tenemos que depender muchas veces de las ayudas que nos puedan dar las embajadas. He de decir, la embajada de España siempre ha estado presente. La embajada de México -- La embajada de México, a veces, pero algunas veces a través de los estados, de los estados particulares, aunque en una ocasión le prometieron el viaje al poeta y después de venir aquí decidieron no darle el viaje. Es decir, es doloroso porque -- Pero eso pasa, ¿me entiendes? Nuestra idea es involucrar a las embajadas o instituciones que puedan echar una mano porque -- Y jugar a la lotería, porque yo juego a la lotería con el plan de que en algún momento me toque y entonces todos los poetas que vengan al teatro van a estar -- No van a tener el problema de -- Pero todos los años juego y nunca me saco nada. Y a pesar de eso, de tener la ilusión de que este es un juego de la lotería a favor de la poesía. Así que si ustedes tienen alguna influencia en algún sitio sobre eso, díganme a dónde tengo que tocar a la puerta. Se mencionó el nombre del poeta José Mármol, mi compadre, que es quién auspicia que se haga el maratón de la poesía todos los años y el banco donde él trabaja es el responsable de que yo pueda publicar esta antología cada año, que ya llevamos 15 de estas antologías publicadas y les prometo que esto va a venir. Ya estoy, creo que estoy bien. He perdido bastante peso, pero me siento con las mismas fuerzas de siempre. Y además, he dejado de ser jefe del departamento, lo cual me quitaba un tiempo fenomenal para dedicárselo ahora a los proyectos de escritura y de agencia cultural en los que me he ido involucrando. No me queda más que repetir ahora mismo también lo -- A Dani, que claro, ella da las gracias a los de -- Para los demás, pero tenemos que dársela a ella, a Suzanne, a Emiliana, a todo el equipo de la biblioteca que durante -- Que todos estos años ha estado presente en las lecturas que hacemos, que ha estado presente pero silenciosamente ahora en este momento y, sobre todo, gracias a ustedes poetas, que forma más hermosa de celebrar la vida y celebrar la oportunidad de seguir todavía de esta lid a través de la lectura de nuestros poemas. [ Music ]